sábado, octubre 17, 2009

LA JUSTA PROTESTA DE LOS HUMEDALES DE BOGOTÁ


El retorno de los aguaceros a Bogotá después de varios días secos atribuidos a El Niño, significó, entre otros efectos, una enorme inundación en varios sectores de la Autopista Norte. Ver el video de CityTV. Nota de Noviembre 8, 2024: Lamentablemente los links que aparecen en este artículo ya no funcionan ni pude ingresar por otro medio a las noticias correspondientes.

Recordemos que el territorio sobre el cual se extiende Bogotá alguna vez perteneció al agua y que a comienzos del Siglo XX todavía existían en ese territorio 50 mil hectáreas de humedales, de las cuales, a finales de ese mismo siglo, solamente quedaban entre 400 y 600. Unos de esos humedales semi-urbanizados son los de Torca y Guaymaral, sobre los cuales se construyó la Autopista inundada.
En esta nota de EL TIEMPO y CityTV aparece el Gerente del Acueducto de Bogotá explicando que la inundación se produjo debido a que la autopista se construyó por debajo de la cota de los humedales mencionados. Estamos frente a una prueba inmediata de que el problema no son los 'aguaceros' sino las 'goteras'. Vamos a ver qué opinan los humedales de las obras para el Transmilenio que se están llevando a cabo sobre la Avenida 26, rumbo al Eldorado.
Probablemente así se veía el lugar en donde hoy se encuentra Bogotá cuando existía el llamado 'Lago de Humboldt'. Ese lago comenzó a desaguarse cuando -de acuerdo con el mito muisca- hace unos 50 mil años Bochica abrió el Salto del Tequendama. El lago puede haber existido como tal hasta hace 28 mil años.

Y así se ve hoy Bogotá. En el recuadro amarillo están el aeropuerto Eldorado y la Avenida 26.
No hace mucho tiempo, la Secretaría de Ambiente de Bogotá multó al IDU (Instituto de Desarrollo Urbano) por haber taponado los "vallados" (los pocos 'dobladillos' que le quedan a ese humedal para expandirse en temporadas de lluvias.) Ya estuvo la sanción administrativa, pero falta todavía la sanción del humedal si no se toman las medidas adecuadas para devolverle su derecho a existir y si las obras de ingeniería no son capaces de respetar sus dinámicas.
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Ángel huyendo del aguacero