sábado, febrero 10, 2007

La Sierra ex-Nevada de Santa Marta y otras alturas peladas

(Qué pena las manchas verticales en la foto de arriba: pertenecen a la ventanilla del avión y no las borro en Photo Shop para que la foto no pierda su carácter "orgánico", es decir, sin manipulaciones digitales)

En la fuerte temporada de sequía que afronta Colombia en este momento (finales de enero / principios de febrero de 2007) se juntan tres factores:

El primero, normalmente ésta es una temporada seca en la región andina y el norte del país. El segundo, la presencia de el fenómeno de El Niño, que lleva hacia los extremos las expresiones propias de la variabilidad climática. Es decir, que en donde llueve en esta época, El Niño agudiza las lluvias, y donde es temporada seca, agudiza la sequía. Y tercero, todo lo anterior se enmarca dentro de un proceso global de largo plazo como es el CAMBIO CLIMÁTICO, cuyos efectos se sienten especialmente en la descongelación de los glaciares de las altas montañas y en la reducción de los hielos polares.

La ciudad de Valledupar, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. A la derecha de la fotografía, el río Guatapurí. Al fondo, la Sierra.

Serranía de Perijá, que marca los límites con Venezuela en esa parte de Colombia. El avión vuela en dirección sur-norte sobre el Valle de Upar, que a la izquierda tiene la Sierra Nevada de Santa Marta y a la derecha la Serranía de Perijá.
Sierra Nevada -¿o también ex-nevada?- del Cocuy a principios de febrero de 2004.

Las que alguna vez fueron "nieves perpetuas" desaparecieron hace por lo menos 40 años del volcán Puracé. Ahora sólo de vez en cuando amanece nevado.

Tomé esta foto del Puracé y los Coconucos en 1976 que, hasta donde yo sé, fue uno de los últimos años en que esta cadena volcánica permaneció con nieve durante varias semanas consecutivas.

Cordillera de Los Alpes en el otoño (fines de noviembre) de 2006. Para esa época estas montañas normalmente están cubiertas de nieve. Como se sabe, el año pasado el invierno llegó muy demorado a Europa, pero cuando llegó, lo hizo de manera extremadamente fuerte.
Abajo: el Mont Blanc, que en el otoño de 2006 logró conservar pinceladas de nieve.