En el 33° aniversario del “sorpresivo” terremoto de Popayán
Fragmento del capítulo "¿No aprendemos?" para un libro de próxima publicación por la Organización "Ambiente y Sociedad"
Alguna
vez, no recuerdo cuántos años antes del terremoto de Popayán (Departamento del
Cauca, Colombia) del cual se cumplieron 33 años el 31 de marzo pasado,
seguramente a raíz de noticias sobre algún desastre generado por un terremoto
en otra parte del mundo, se me ocurrió preguntar qué pasaría si llegara a
ocurrir un temblor así en esa, mi ciudad.
“Popayán aguanta”, “Aquí ha habido varios terremotos y no ha pasado nada”, “Esto no se cae”, era el tono general de las respuestas contundentes y lacónicas que recibía de mis interrogados: una especie de consenso colectivo sobre la supuesta invulnerabilidad de la ciudad.
Luego
vino el terremoto del 31 de marzo de 1983, un sismo de regular magnitud (5.5°
en la escala de Richter)… y Popayán no aguantó.
Foto: Luis H Ledezma, tomada del libro "Popayán 18 segundos" de Jaime Paredes Pardo
Recordamos entonces, demasiado tarde, que en 1736, en 1785 y en 1827 otros terremotos habían causado grandes daños en Popayán. Los registros siempre habían estado ahí: en las crónicas de la Iglesia, en informes científicos, en distintos documentos… pero esos datos no formaban parte de la memoria colectiva de sus habitantes.
Popayán
se reconstruyó nuevamente en el mismo lugar, esta vez con estrictas normas de sismo-resistencia que dieron lugar al primer
Código Colombiano sobre el tema, el cual ha venido siendo objeto de varias
actualizaciones desde entonces.
Cabe
esperar que a medida que pase el tiempo y se vaya perdiendo la memoria del desastre
de 1983, no se baje la guardia frente a la amenaza sísmica y se sigan aplicando
dichas normas de construcción sismo-resistente con la estrictez con que se
aplicaron cuando el terremoto formaba parte imborrable del imaginario colectivo
de quienes vivimos fuimos sacudidos física y mentalmente por el sismo. Ya han
pasado por lo menos dos generaciones desde entonces, para las cuales el terremoto
forma parte de un pasado remoto.
La
evaluación de “la persistencia de la memoria”[1] a lo largo de las próximas
generaciones la hará un nuevo terremoto que en el futuro sacuda ese territorio.
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