Ayer, sábado 24 de mayo de 2008, a las 2:21 de la tarde, un sismo sacudió a Bogotá, se sintió con diferente intensidad en otros lugares del país y causó muertes y una importante destrucción cerca de la zona epicentral. No fue un sismo sorpresivo: lo estábamos esperando.
No solamente por aquello de que existe una alta probabilidad de que, en algún momento, remoto o cercano, un sismo afecte gravemente a Bogotá, sino porque los estudiosos del tema saben que una de las fuentes sismogénicas (el lugar donde se puede producir ese terremoto) es, precisamente, aquel donde ayer se produjo el temblor.
La probabilidad de que un terremoto afecte a Bogotá es alta, no solamente por el movimiento telúrico en sí mismo, sino por la vulnerabilidad de la ciudad, la cual no se limita a los estratos más bajos. En los más altos, por ejemplo, una gran causa de vulnerabilidad es el aislamiento y la incomunicación que existe entre los vecinos. Entre los pobres, en cambio, existen más relaciones de "compadrazgo" y más solidaridad. Tampoco hay garantía de que todas las edificiaciones de estratos altos estén en capacidad de resistir un terremoto. Si el de la Lotería de Bogotá "se ganó la lotería" y le pasó lo que le pasó....
El 26 de Octubre de 2005 circuló con el periódico El Tiempo una separata en cuya elaboración tuve la oportunidad de trabajar con la DPAE (Dirección para la Prevención y Atención de Emergencias de Bogotá). Coincidió su aparición con un fuertísimo terremoto en Pakistán (una mera coincidencia: no fue una estrategia de marketing).
En la página 3 de la separata, bajo el título FUENTES SISMOGÉNICAS QUE PUEDEN AFECTAR A BOGOTÁ, dice lo siguiente:
“Otra fuente sismogénica que puede afectar a la ciudad, esta vez de carácter regional, es la llamada falla frontal de la cordillera oriental. Se encuentra a unos 60 kilómetros de distancia y corre paralela al piedemonte llanero de la cordillera oriental, al otro lado de esos mismos cerros que enmarcan a Bogotá. Existe una alta probabilidad de que en esa falla se produzca un terremoto de más de 6 grados en la Escala de Richter y sus ondas llegarían a través de los cerros orientales.”
Pues el sismo o terremoto de ayer (magnitud 5.5°) tuvo su epicentro en Calvario (Meta), a 55 kilómetros de Bogotá, y se produjo, como estaba previsto, por un movimiento de la falla frontal de la cordillera oriental.
En Google Earth se puede ver la posición de El Calvario con respecto a Bogotá. Los círculos concéntricos rojos indican los epicentros de sismos anteriores. (Haga doble click en las fotos para ampliarlas) Los conocimientos que tienen la ciencia y la tecnología en la actualidad no permiten pronosticar con exactitud cuándo y dónde se puede producir un terremoto, pero sí conocer en dónde existe mayor probabilidad de que este fenómeno ocurra. Por otra parte, el conocimiento de la vulnerabilidad de la zona en la cual se van a sentir los efectos del sismo, permite determinar con anticipación los daños y pérdidas que un terremoto puede ocasionar.
Una gran parte de los habitantes de Bogotá viven en condiciones de alto riesgo.
Es decir, elaborar los llamados "escenarios de riesgo". Cuando decimos "vulnerabilidad de la zona" (en términos de este blog: las goteras que le impiden al territorio absorber sin traumatismos los efectos del aguacero-terremoto), nos referimos a hechos como que las edificaciones no hayan sido construidas de acuerdo con normas sismorresistentes; a que se encuentren sobre suelos que por sus características van a amplificar las ondas sísmicas (lo cual exige que las estructuras posean un diseño especial); a que no existan planes que determinen cómo deben actuar las autoridades y la comunidad; a que esos planes estén sólo en los anaqueles, sin que tengan "dolientes", ni la gente se haya apropiado de ellos, etc.
En la cantera Soratama, en Usaquén, se reproducen, como en una maqueta, los distitnos tipos de suelos sobre los que crece Bogotá. Bogotá cuenta con un completo estudio de microzonificación sísmica que indica cómo se comportará cada porción del suelo cuando ocurra un terremoto. ("Urbanización" digital de la cantera: Simón Wilches C - 2005)
A la pregunta de cuál es el sitio más seguro de Bogotá frente a un terremoto, la única respuesta posible es: una edificación que haya sido construida teniendo en cuenta las exigencias del Código de Construcciones Sismorresistentes para cada lugar específico del territorio.
El sismo de ayer es un llamado expreso, contundente y claro de la naturaleza, para alertarnos en el sentido de que la ciudad de Bogotá no puede bajar la guardia frente a la eventualidad de un terremoto. Desde hace varias administraciones distritales se viene trabajando en la preparación de Bogotá para resistir los efectos de un terremoto de gran magnitud.
En Bogotá existen varios kilómetros de jarillones que protegen de las inundaciones a los barrios que se encuentran por debajo del nivel del río Tunjuelito y de otros cuerpos de agua. Si un terremoto llegara a ocurrir, como ayer, en alta temporada de lluvias, cuando los jarillones se encuentran a su máxima capacidad, se multiplicarían las condiciones para agravar un desastre. Lo que sucedió en Bogotá el año pasado, cuando de manera totalmente irresponsable alguien resolvió anunciar por teléfono y por internet que ese día iba a ocurrir un terremoto, y una serie de actitudes inadecuadas que se vieron ayer, indica que a pesar de los avances que se han logrado en la ciudad, la mayor parte del trabajo de preparación ciudadana y de las autoridades todavía está por hacer.
En el siguiente link de la DPAE existe información muy importante, que debe conocer cada habitante de Bogotá: BOGOTÁ CON LOS PIES EN LA TIERRA
COMENTARIOS DE OMAR DARÍO CARDONA SOBRE EL TERREMOTO DE AYER:
Sí, hemos estado esperando un sismo allí ¡pero éste no es el más fuerte que puede venir!
Ojalá no se baje la guardia, porque no se puede descartar que el de ayer sea un sismo premonitorio (que anuncia la proximidad) de uno de mayor magnitud. Esto es posible por su carácter superficial, de menos de 10 ó 15 km de profundidad (se ha dicho que 3.9 km, pero me parece poco creíble, pues se sintió bastante lejos).
Por lo que se sabe, se puede señalar que el de ayer fue un sismo cortical, y podría presentarse lo que ocurrió en el Atrato Medio (Murindó) en 1992: el primer sismo fue de 6.4 M (bastante fuerte) y posteriormente se desencadenó uno de 7.2 M. Ojalá en este caso no suceda nada más, pero creo que hay que estar atentos, sin necesidad de alarmar. Un proceso así puede tomar dias, semanas o meses. O no suceder.
Como dije, este no es el mayor sismo que estamos esperando; esa falla ha preocupado desde tiempo atrás a los que han estudiado a fondo este tema, por ejemplo, en el marco de la microzonificación sísmica de Bogotá. Los estudios realizados hasta ahora indican que un sismo en esa zona (entre 40 y 50 kms de la ciudad), del orden de 7 M, sería el sismo más grave que podría afectar a Bogotá.
Esta roca de la cantera Soratama (Usaquén) también podría ser una maqueta de los "árboles" o sistemas de fallas geológicas que fracturan el interior de la corteza de la Tierra. Así es la llamada "falla Romeral" que subyace bajo la región andina colombiana. Y así es la "falla frontal de la Cordillera Oriental". La falla frontal o zona-fuente donde se produjo el sismo, realmente está compuesta por una serie de fallas activas importantes, como Guaicaramo y Santa Maria, entre otros segmentos en el piedemonte llanero. Allí se ha presentado poca actividad sísmica (silencio sísmico), en una longitud comprendida desde unos kilómetros un poco más al suroeste del sitio donde ocurrió el de ayer, hasta el epicentro del sismo de Tauramena, al noreste (en 1995). Ese silencio sísmico es preocupante, porque normalmente la falla frontal tiene mucha actividad hacia el sur y hacia el norte del segmento frente a Bogotá.
En otras palabras, en 1995 la falla se pudo empezar a "rasgar" por el norte (110 km de Bogota) y este sismo podría ser un síntoma de que ya se empezó a "rasgar" por el sur, o sea, frente a la ciudad.
Esta grieta podría ser, en pequeñísima escala, una metáfora de lo que ocurre en gran escala en las fallas geológicas, en las profundidades de la corteza terrestre. Cuando la ruptura o "rasgadura" se produce a menos de 30 kilómetros de profundidad, se dice que el sismo es superficial. De los 30 hacia abajo es un sismo profundo. Los terremotos que se producen por choques o rozamientos entre las placas tectónicas suelen suceder a profundidades superiores a los 100 kilómetros. (Foto: Olla del Ramo - El Danubio, Localidad de Usme) Uno de los beneficios de los estudios de microzonificación sísmica de Bogotá (que incluyeron evaluaciones de la fallas del piedemonte llanero y la valoración de la actividad de las múltiples fuentes que conforman la falla frontal de la Cordillera Oriental), es poder explicar un poco esta situación, a pesar de la incertidumbre asociada a este tipo de procesos.
Espero que pronto Ingeominas y la DPAE pongan a disposición los registros acelerográficos de este sismo; no sólo las señales registradas en roca, sino también en suelo blando, pues eso podrá explicar o verificar por qué nos han preocupado edificios como el de la Loteria de Bogotá, que por sus características y el tipo de suelo sobre el que está construido, es uno de los que, casi con certeza, se espera que presenten daños cuando ocurran sismos en uno de los segmentos de la falla frontal de la Cordillera Oriental.
Esa descontinuidad o "escalón" de las líneas horizontales, muestra el desplazamiento de una falla geológica. Cuando se produce la ruptura, la energía liberada genera un terremoto, cuya MAGNITUD equivale a la cantidad de esa energía. (Cantera Soratama, Usaquén) Puedo afirmar que, para Bogotá en particular, este sismo no pasó de ser un gran susto... El de Tauramena en 1995 no llegó a ser un séptimo del que más nos preocupa, y éste, seguramente, estará por ese mismo orden de magnitud. Una cosa es la percepción de la mayoría de las personas de que el sismo fue fuerte y "duró una eternidad"... pero un sismo de 5.5 a 5.8 M es "de juguete" en comparación con el que podría ocurrir a esa distancia de Bogotá. Es decir, un sismo de 6.5 M en adelante (32 veces más energía que el de ayer), o el que se utiliza para el diseño sismorresistente en Bogotá, que sería de por lo menos del 7.2 M.
Un sismo como el de ayer sirve para recordar que Bogotá no se es inmune a los terremotos, y sirve si se aprovecha para sensibilizar a la población y a las autoridades políticas. Esta vez hubo suerte colectiva... con excepción de aquellas familias para las cuales, lamentablemente, el sismo sí constituyó una tragedia. [...]
Francamente dudé en utilizar esta foto impresionante, tomada de la página web de rtve (televisión española), para ilustrar la parte que sigue del comentario de Omar Darío, pero finalmente decidí que sí. Es necesario recordar que en el diseño estructural y en la construcción de las escuelas no se puede economizar (GWCh) En relación con el terremoto de China, creo que fue muy fuerte y muy superficial, lo cual resulta pavoroso. Había muchas casas viejas, que como en todo el mundo, se construyeron con especificaciones que no corresponden al actual estado del arte en términos de sismorresistencia. Es muy raro un sismo de 8 M, superficial e intraplaca, pues estos siempre ocurren en la zona de subducción; son más o menos profundos y se producen por el contacto entre placas tectónicas.
En China debe haber sí, muchas fallas en el diseño y construcción de las edificaciones, por lo que he visto en fotos. Pero es lo mismo que pasaría en cualquier parte donde las construcciones moderadamente viejas no cumplen disposiciones sismorresistentes. Noté que diseñan aparentemente para valores muy bajos de aceleración, y por lo visto no utilizan factores de importancia para las escuelas... OMAR DARÍO CARDONA ARBOLEDA.
Esta foto de Quetame (Cundinamarca) por Mauricio Moreno (AF) que publican El Tiempo y El Espectador, evoca las escenas de muchos terremotos en Irán, Afganistán y otros países musulmanes. Mi solidaridad con las personas afectadas... y mis respetos a los fotógrafos. Por el tipo de construcciones destruídas en Quetame, esta foto de Hector Fabio Zamora (El Tiempo), nos trae a la memoria el terremoto de Popayán (Marzo 31 de 1983)
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