Habemus libro
La publicación es parte de una serie de actividades de cooperación sobre gestión local del riesgo y reducción de vulnerabilidad, que se han desarrollado en los últimos años en América Latina y el Caribe por parte del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá (IDRC) y
Transcribo la INTRODUCCIÓN:
La pretensión de este libro es ser como una caja de herramientas, o más bien: como un tablero de herramientas, de esos que se encuentran a disposición de los mecánicos en un buen taller.
Los mecánicos, en este caso, son los actores de la gestión del riesgo en los organismos internacionales, en las instituciones públicas nacionales, en las organizaciones no gubernamentales y comunitarias de distinto tipo y objeto, en el sector empresarial, en el académico, en los medios de comunciación y, en general, en la sociedad civil.
Todo el tiempo, mientras explorábamos ese enorme y complejo manglar de información y documentación impresa y virtual que hoy existe sobre el tema, y mientras la sistematizábamos y procesábamos a la luz de nuestra propia experiencia, tuvimos en mente al alcalde o a la alcaldesa de un municipio, que con el apoyo de su equipo de trabajo (más grande o más pequeño según las características y posibilidades de la administración), se ve oligado a enfrentar, día a día y de manera simultánea, los retos ligados a lo que puede ser su concepción del municipio ideal, y las pequeñas urgencias que le impone la gestión de su comunidad que, muchas veces, pueden ser tan difíciles de resolver, o aún más, que los grandes desafíos del desarrollo.
Uno de los escenarios en donde se encuentran y hasta se confunden esos grandes desafíos con esas pequeñas urgencias, son los desastres, tanto en su condición actual como en su condición potencial. En el primer caso, cuando el desastre ya ha ocurrido, al gobierno local le corresponde (generalmente con el apoyo de los otros mecánicos mencionados) desde responder a la emergencia de manera adecuada, hasta defender sus espacios, su protagonismo y su capacidad de control sobre el proceso de reconstrucción. En el segundo caso, cuando el desastre es apenas un riesgo que se debe manejar, la tarea prioritaria es incidir sobre los factores (y de ser posible sobre los actores) que lo generan para evitar, precisamente, que se convierta en desastre. Lo cual no es distinto de administrar el desarrollo con miras a su sostenibilidad.
Sabemos que ninguna autoridad municipal comprometida con los retos que acabamos de mencionar, ni tampoco muchos de los otros mecánicos dedicados a la gestión del desarrollo, particularmente en campo, tiene el tiempo suficiente para realizar esa misma búsqueda –minuciosa pero siempre incompleta- que nosotros hemos realizado en el manglar de
Cuando lo hemos considerado necesario para presentar una visión lo más completa posible de la magnitud del problema actual y potencial, hemos incluido cifras que varían de una fuente a otra, por lo cual más que como datos exactos, deben interpretarse como órdenes de magnitud. Lo cual, para los efectos prácticos a que esperamos contribuir, nos parece adecuado.
El escenario y al mismo tiempo objeto del trabajo de los mecánicos, hombres y mujeres a quienes va destinado este libro, su campo de acción, es el territorio, al que nos aproximamos con la convicción de que constituye el resultado emergente y dinámico del matrimonio indisoluble entre naturaleza y cultura, entre ecosistemas y comunidad.
Bogotá, Noviembre 10 de 2007
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