jueves, mayo 24, 2012

LO QUE VA DEL DERRUMBE Capítulo 14

 
Invito a visitar los capítulos anteriores de esta serie para que noten la manera tan radical como en pocos meses se ha transformado el paisaje del sector. 
Al capítulo 13 y links a los demás  
La  waflera está pensada para que entre la cuadricula de concreto pueda existir vegetación que le permita a la ladera "respirar". De hecho, en muchos sitios la vida ya va conquistando su lugar. Ni comparación por supuesto con el bosque apretado que hasta hace un par de años existió ahí.
"El mapa y el territorio" (Junio 30)
 
La gran pregunta sigue siendo qué manejo se le está dando y se le va a dar, dentro de todas estas obras, al agua que escurre procedente de la vía a La Calera y de la zona densamente urbanizada que existe de esa vía hacia el resto de la montaña, además del agua que llueve directamente sobre el talud.
La foto de arriba muestra de manera muy evidente la forma como el agua materialmente reventó el muro o pantalla que existía en ese lugar. Ese episodio quedó registrado en el Capitulo 11.
Me dicen ingenieros a cargo de la obra que las aguas se van a captar y a recoger a través de un sistema de filtros en el interior de la montaña, y que de allí serán conducidas hasta la red de alcantarillado del sector. Seguramente ya han comprobado que esa red tienen capacidad suficiente para recibir la carga adicional (y que bien puede aumentar en algunas épocas del año por efecto del cambio climático), porque de lo contrario tarde o temprano volvería a saltar la liebre en este mismo o en algún otro lugar.


En una entrada anterior de este mismo blog colgué algunas fotos que muestran cómo, en la Meseta de Bucaramanga, la difícil estabilidad de las grandes obras de infraestructura construidas para vencer la erosión, se basa prioritariamente en el manejo del agua y en garantizarle a esta su derecho a fluir. Muy seguramente las condiciones de Bucaramanga y las de este sector de Bogotá no son las mismas y lo que funciona en un sitio no tiene por qué funcionar en otro, pero pienso que el principio general sí es válido: si no se ltiene en cuenta al agua por las buenas, el agua reclamará por las malas una solución... como lo ha hecho hasta ahora. Con esa misma reflexión comienza esta serie... y no me he equivocado hasta ahora.
 Capítulo 1: ¿Qué quiere advertirnos esa loma?

 
 
Aquí todavía habrá obra durante muchos meses, por más que un ejército de hormigas anaranjadas trabaje de manera continua durante largas jornadas. Porque como sucede con otros sectores de Bogotá, de lo que se trata aquí es de enderezarle el caminado a una ciudad que durante casi 500 años ha venido creciendo de espaldas a las dinámicas del agua, convencida de que con ladrillo y cemento las puede dominar.
 
  
Un toque de color para el final: la terquedad omnipresente del Diente de León