LA SABIA Y NECESARIA ESTRATEGIA DEL VIRUS
Artículo publicado en El Nuevo Liberal
Popayán Junio 6 de 2013
Popayán Junio 6 de 2013
Hace
algunos días, por gentil invitación de la CRC (Corporación Autónoma Regional del Cauca), participé en una presentación
del borrador del llamado PGAR, o sea el Plan de Gestión Ambiental Regional del
Cauca. Ese documento, a cargo de las correspondientes corporaciones autónomas
regionales del país, traza la ruta de la gestión ambiental durante la próxima
década en la respectiva región.
Mucho
podría comentarse sobre el documento del Cauca, producto de un conocimiento juicioso
del Departamento y del tema, pero me voy a limitar por ahora a algo que generó
preocupación en todos cuantos participamos en esa presentación: las
limitaciones presupuestales de la CRC para ponerlo en acción.
María
Teresa Amaya, exdirectora del parque nacional natural Puracé, quien desde
siempre ha hecho del ambientalismo un compromiso de vida, hizo énfasis allí en
que el Cauca no es solamente uno de los lugares más ricos en biodiversidad de
Colombia, sino del planeta entero. Ese solo hecho amerita un interés y un
cuidado especiales.
Casa de Caldas - Popayán
Ya
quisieran muchos países del mundo contar con la riqueza ecosistémica e hídrica
y con la diversidad étnica y cultural que tiene el Cauca, pues en gran medida
de eso depende la capacidad y la flexibilidad de un territorio para adaptarse
con éxito al cambio climático, o para conjurar el fantasma de la crisis
alimentaria.
Allí
es donde la estrategia del virus se convierte en una necesidad. Como bien se
sabe, cuando “nos cae” un virus, éste pone todas nuestras células a trabajar
para él.
Una
vez establecidas unas prioridades ambientales que garanticen la conservación y
el fortalecimiento de esas riquezas estratégicas, el “virus” con esos que deben
ser principios inamovibles e irrenunciables, debe inocular todo peso que en el
curso de la próxima década se invierta en el Cauca.
No
podemos seguir pensando, ni el Colombia ni en el departamento, que la gestión
del riesgo y la adaptación al cambio climático son “air bags” que se inflan
cada vez que hay un estrellón, mientras los presupuestos normales, públicos y
privados, se invierten el aguardiente pa´l chofer.
Río Palo a su paso por Puerto Tejada
Así
por ejemplo, bien invertidos los 620 mil millones de pesos que vale el Contrato
Plan del Norte de Cauca se pueden convertir en multiplicadores no solamente de
una gestión ambiental adecuada, sino también en una inversión concreta para la construcción
de paz. No hay que dejar de repetir que la paz con la naturaleza es
pre-requisito para la paz entre los seres humanos y que la paz entre los seres
humanos es pre-requisito para la paz con los ecosistemas y sus dinámicas.
Lo
mismo sucede con los recursos nuevos y no tan nuevos que se inviertan en el
departamento como resultado del CONPES en que están trabajando la Gobernación y
el Departamento Nacional de Planeación.
Volcán Puracé
Cualquier
inversión es buena si directa o indirectamente contribuye a que el Cauca pueda
garantizar, para sus ecosistemas y sus comunidades humanas, agua en cantidad y
calidad; capacidad de adaptación a los extremos climáticos; seguridad,
autonomía y soberanía alimentaria, y arraigo real a sus territorios de todas
las comunidades caucanas. Es decir, Identidad. Que incluye la “seguridad
afectiva, emocional y cultural”, que es la manera más concreta posible de
formar parte de un territorio. Y que a su vez dependen de la capacidad de
convivir y de transformar pacíficamente los conflictos que forman parte de la
existencia cotidiana.
Por
el contrario, cualquier inversión es inconveniente si pone en peligro alguna de
esas prioridades o los factores de los cuales depende que se puedan alcanzar.
La
ausencia de decisión y acción política en ese sentido y en todos los niveles
(nacional, departamental, municipal e incluso internacional), constituiría un
imperdonable desperdicio de oportunidad.
Cuatro prioridades para el desarrollo
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