Elaboré este documento como resultado de un proyecto adelantado desde el Área de Conflicto y Dinámicas Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Externado de Colombia, de la cual soy profesor/investigador. Inicié el proyecto en Noviembre 2020 y su objetivo se planteó como "Seguimiento y análisis desde
un enfoque de Derechos Humanos y Derechos del Agua, a las medidas de Gestión
del Riesgo de Desastres y Gestión Climática que se llevan o se planean llevar a
cabo en la región de La Mojana".
Lo subo ahora (Mayo 2024) a este blog, dado que lamentablemente todo lo que en este documento que advertía que podría suceder, está sucediendo hoy.
Este artículo publicado en el periódico virtual Razón Pública en Octubre 2021 y titulado El desastre de La Mojana: el remedio puede agravar la enfermedad, puede considerarse un "Resumen Ejecutivo" de esta documento.
Gustavo Wilches-Chaux
Mayo 10 de 2024
Llovió cuatro años, once
meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus
ropas de pontifical y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la
escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios
de recrudecimiento. Se desempedraba el cielo en unas tempestades de estropicio,
y el norte mandaba unos huracanes que desportillaron techos y derribaron
paredes, y desenterraron de raíz las últimas cepas de las plantaciones. Como
ocurrió durante la peste del insomnio, que Úrsula se dio a recordar por
aquellos días, la propia calamidad iba inspirando defensas contra el tedio.
Aureliano Segundo fue uno de los que más hicieron para no dejarse vencer por la
ociosidad. Había ido a la casa por algún asunto casual la noche en que el señor
Brown convocó la tormenta…
Gabriel
García Márquez
Cien
años de soledad (Capítulo XVI)
Los cuatro años, once meses y dos días de lluvia es un episodio
que ocurre en Macondo al final del libro; tras un periodo de “progreso” y
ascensión económica de la cuidad por medio de la Compañía Bananera, o sea, la
industria que viene con los extranjeros para la ciudad. La lluvia es el medio
que interrumpe las actividades temporariamente y, posteriormente, para siempre,
pues la lluvia demarca la destrucción y catástrofe total de Macondo, una
decadencia eterna hasta su desaparición total. Analizando este momento a través
del imaginario de Macondo, puede interpretarse que la lluvia es una
consecuencia de un progreso descontrolado que hubo en la ciudad. Tanto es que
este hecho es el que genera la masacre de los trabajadores de la Compañía
Bananera –o sea, el comienzo de la destrucción – que ocurre un día antes del
primer día de lluvia.
El olvido y la lluvia: la
soledad en un universo llamado Macondo
Nathalia Maynart Cadó
El agua no solo es un
lugar paradigmático, sino que se asocia a lo femenino y también a las
emociones, la intuición, las percepciones psíquicas, así como a los misteriosos
dominios de la energía femenina arquetípica.
Adalberto
Bolaño Sandoval
Los
ríos del desastre en Rulfo y García Márquez
Las fuertes precipitaciones que han sobrevenido
en las últimas horas, en los municipios de Aracataca, Sevilla, Zona Bananera,
Fundación y El Retén ocasionaron el desbordamiento del río Fundación dejando
cientos de familias damnificadas por inundaciones y encharcamientos […] En los
municipios de Fundación y Aracataca ya se declaró la calamidad pública para
atender a las familias damnificadas. Se reportó, además, el desbordamiento del
río Sevilla inundando sectores conocidos como Macondo, 10 de Enero, la Abarca,
San Juan y la Bombonera.
Creciente del río Fundación
generó inundaciones en Magdalena
Radio Nacional de Colombia -
Noviembre 2, 2020
Introducción
Este artículo forma parte de un seguimiento
continuado a la manera como en ese territorio conocido como La Mojana, en
la región Caribe colombiana, a lo largo de varias décadas se le ha intentado
imponer al caos del agua, un orden lineal y arbitrario derivado
de una determinada concepción de la función del ser humano en el planeta, que
por sus efectos, denominé en un texto de 2010, “nuestro orden generador de
entropía”.
Caos
es la palabra con que normalmente nos referimos de manera peyorativa a ese
orden complejo y por ende no lineal de la Naturaleza, que no corresponde a las
prioridades establecidas por el modelo predominante de desarrollo, basado
principalmente en el extractivismo en sus distintas formas, que innegablemente
ha generado beneficios para los seres humanos, pero que, en definitiva, en este
momento de crisis climática, es cada vez más evidente que ha puesto en peligro
la existencia misma de nuestra especie en la Tierra.
En La Mojana -al igual que en el Bajo Sinú- existen
todavía comunidades herederas de Culturas Anfibias, como los zenúes, que
coevolucionaron con las dinámicas naturales del territorio y que al nivel del
mar desarrollaron estrategias de convivencia con el agua, muy similares a las
de los muiscas en la hoy llamada Sabana de Bogotá (a 2.600 de altura) y a las
de los aymara en el altiplano andino a 3.800 metros de altura en los alrededores
del lago Titikaka.
En este artículo no vamos a profundizar en las
estructuras y saberes de esas culturas, que ya ha sido muy bien estudiadas y
documentadas por personalidades del mundo de la ciencia como Orlando Fals
Borda, Clemencia Plazas y Ana María Falchetti, sino que, con base en conceptos
técnicos que más adelante expondremos, vamos a sustentar la convicción de que los
principales culpables del desastre que hoy está afectando de manera muy grave a
las comunidades mojaneras, no son los fenómenos hidro-meteorológicos que (si
bien hoy están exacerbados como consecuencia de la crisis climática) forman
parte de las dinámicas naturales de ese territorio, sino las múltiples
intervenciones que han conllevado a la cada vez más evidente pérdida de la anfibiedad
de las culturas anfibias.
Vamos también a aportar ejemplos concretos que
demuestran que las amenazas más graves que atentan contra la existencia de esas
comunidades no son de origen natural, sino que provienen de actores armados que
buscan apoderarse del territorio, conjuntamente con esa intención ya mencionada
de imponerle al caos de esa Naturaleza dinámica, desobediente y
biodiversa, el orden lineal de ese modelo de desarrollo que choca con la
vocación del territorio.
No se sorprendan entonces quienes lleguen hasta
el final de estas páginas, que a manera de conclusión les dejemos unas
preguntas.
La
Colombia anfibia
En términos generales -y acogiéndonos a una de
las acepciones que ofrece el diccionario, la palabra Anfibio/Anfibia hace
referencia a un sistema “que puede vivir indistintamente en tierra o sumergido en el agua”.
El concepto es extensivo a
ese ser vivo llamado Territorio: resultado del
matrimonio indisoluble entre dinámicas ecosistémicas y dinámicas humanas ,
y así lo aborda ese clásico de la literatura científica colombiana que
es el libro “Colombia Anfibia ”,
que comienza con este párrafo de Brigitte Baptiste, quien era la Directora del
Instituto Alexander von Humboldt cuando se llevó a cabo el proceso del cual
surgió la publicación citada:
El agua lo conecta todo. Ese es el principio
rector del funcionamiento de los ecosistemas y de la sociedad, y son las
variaciones de esta conectividad, en el tiempo y espacio, las que definen las
posibilidades de construir cultura, sus modalidades. Los distintos grupos humanos
se las ingenian para adaptarse a la disponibilidad de agua, a su movilidad, a
sus cualidades, tanto como lo han hecho las especies animales y vegetales a
través de la historia del planeta, solo que con un instrumental interpretativo
distinto, capaz de ver el futuro. Al menos, parcialmente.
La
capacidad de anticipar, lamentablemente, está operando en nuestro país como la maldición
de Cassandra: vemos, pero el destino parece inexorable. Pese al conocimiento acumulado,
a la información disponible, a la evidencia, el manejo de nuestras relaciones con
el agua dista mucho de ser adaptativo. Al contrario, insistimos en profundizar
las condiciones de vulnerabilidad de los colombianos al negarnos a reconocer
las cualidades del territorio, las transformaciones ecológicas al que lo hemos
sometido, las fuerzas que hemos desencadenado.
En
tiempos de cambio climático, el privilegio de Colombia como país de agua
debería ser considerado como factor fundamental de adaptación, como recurso
obvio y a la mano para defender el bienestar de todos a largo plazo y, por
tanto, de interés superior para la definición de políticas de desarrollo. La
gestión del agua está en la base de la sostenibilidad, es parte de nuestro
patrimonio.
Ese libro nos muestra en detalle que los
humedales existentes en las áreas hidrográficas de Colombia (Amazonas, Caribe,
Magdalena-Cauca, Orinoquia y Pacífico) comprenden una extensión de 30’781.149
hectáreas, que representan el 26% del territorio continental e insular
colombiano. Si a ese porcentaje le sumamos los páramos, alcanza el 28.5% del
territorio nacional. Y si tenemos en cuenta que sobre el 71.5% restante de una
u otra manera influye el ciclo de agua en sus fases superficial, subterránea,
atmosférica o acumulada en la biomasa, confirmamos la convicción de que
Colombia es un territorio del agua…convicción extensible todo este planeta en
el cual Tierra y Agua constituyen un inseparable Yin-Yang.
Sin embargo, desde la óptica ya expuesta
que aquí adoptamos para entender al territorio como resultado del matrimonio indisoluble
entre dinámicas ecosistémicas y dinámicas humanas, las cuales se
materializan en la Cultura (concepto que alguien cuyo nombre no recuerdo ahora,
definió muy afortunadamente como “unidad de estilo en todas las
manifestaciones de la vida)”, debemos reducir la dimensión real de los
territorios verdaderamente anfibios del país, que hoy apenas representan una
porción no muy grande de la extensión que corresponden a los humedales.
De lo que no cabe duda es de que el corazón de la Colombia
Anfibia se encuentra en la región conocida como La Mojana, la cual forma parte
de la llamada Depresión Momposina
El objetivo de este artículo es recopilar
testimonios y argumentos que permitan entender las razones por las cuales La
Mojana ha venido perdiendo de manera cada vez más acelerada su condición
anfibia, como les está ocurriendo también a otros territorios colombianos -por
ejemplo los del Bajo Sinú, no lejos de La Mojana- cuyos ecosistemas y culturas
habían venido coevolucionado a lo largo de los siglos de manera articulada como
respuesta a los ciclos normales de la variabilidad climática, y que por ende
deberían contar con ventajas comparativas para absorber con menores
traumatismos los efectos de la crisis climática.
En otras palabras, lo que se quiere es
demostrar que las razones principales por las cuales se generan cada vez más
desastres de origen hidro-meteorológico en la región que nos ocupa, no son los
fenómenos de la naturaleza (que efectivamente también reciben el impacto de la
crisis climática), sino el incremento de la vulnerabilidad (la pérdida de
resiliencia) como consecuencia de un modelo de desarrollo exógeno que por
distintos medios se les viene imponiendo al territorio, o sea, repito, a los
ecosistemas y a las comunidades.
Y
así mismo, se quieren comparar distintas propuestas que se están formulando
para reducir los desastres, las cuales responden también a distintas
cosmovisiones sobre el territorio y sobre “el desarrollo”. Algunas de esas
“soluciones” -como está quedando demostrado en distintos lugares de Colombia,
de América y del mundo- lo que logran es incrementar el riesgo de desastres.
Escenario y contextos del análisis
En el “Plan de
acción integral para la reducción del riesgo de inundaciones y adaptación al
cambio climático en la región de La Mojana”, el Fondo de Adaptación, institución
adscrita al Ministerio de Hacienda, describe de esta manera esa región
de Caribe colombiano:
Mapa 1. Municipios de la zona núcleo de La Mojana (Fuente: documento
citado)
La
Mojana es una gran planicie inundable de la subregión de la Depresión
Momposina, entre las estribaciones del norte de la región Andina y las llanuras
de la región Caribe. Se caracteriza por ser una llanura fluvio-deltaica de
desborde que da lugar a diversos ecosistemas con múltiples estructuras y funciones,
entre estas se destacan los sistemas de humedales y ciénagas interconectadas
por medio de caños que se inundan periódicamente donde se regula y amortigua
los grandes caudales de agua de los ríos Magdalena, San Jorge y Cauca, así como
las crecientes que se originan en las estaciones lluviosas provenientes de la
zona andina. En su zona litoral se localizan diferentes formaciones de
relieves, como lo son las colinas y lomas que predominan hacia el sur conocidas
como la serranía de Ayapel, los valles aluviales en la margen izquierda del río
San Jorge en el piedemonte de la serranía de San Jacinto y los ecosistemas de
transición en el piedemonte de la serranía de San Lucas, en la margen derecha
del río Cauca.
Con un lenguaje más mítico (fundamental
para entender ese territorio y para abordarlo desde la óptica de las
cosmovisiones en conflicto, como es la pretensión de este artículo), lo
describe así el filósofo, historiador y escritor mojanero Isidro Álvarez Jaraba,
de la Fundación Pata de Agua :
Esta
parte de la Depresión Momposina de inmensas tierras llanas y de mares morenos,
custodia en sus entrañas formas míticas y legendarias, dioses mágicos como el Ihtioco
(el ser supremo), el Ninha (el sol), Thi (la luna), Uhrira
(el lucero), que concurren en laberintos imaginaros que al flotar en sus aguas
con islas viajeras, son la morada de mohanas y mohanes que, como Buhba,
se convierten en sustancia narrativa, en sincronía con un bagaje cultural
probado en la experiencia sensorial, convertido, en últimas, en escenarios de
inspiración concretizados por la pluma de Gabriel García Márquez como pasajeras
del tiempo. Es una región de gran valor histórico, que reclama su lugar como
espacio y memoria cultural del mundo anfibio.
Sobre la situación socioeconómica de las
comunidades mojaneras, el documento ya citado del Fondo de Adaptación (basado
en datos DANE 2005), indica que
En
la región existen 249 instituciones educativas que cubren a una población de
115.856 niños y niñas entre los 5 y los 18 años (Proyecciones a 2015 estimadas
con el censo 2005, DANE, 2005). Los hogares de la región presentan privación
por bajo logro educativo del orden del 82%, siendo Achí el caso más grave con
el 93% de su población con bajo logro educativo. De otro lado, la incidencia de
analfabetismo en La Mojana varía entre el 34% en Magangué y el 56% en Caimito y
San Benito Abad, para un promedio regional que asciende al 42%, el cual duplica
el promedio nacional de 19% (DNP, 2011 calculado con datos del Censo de
población 2005). El rezago escolar asciende al 41%, siendo Magangué el
municipio con mayor población con rezago (43.399 personas).
La
información de acceso a los servicios de salud muestra que el 49% de la
población no se encuentra asegurada en salud, siendo los casos más notorios los
de Majagual y Sucre, cuya población sin aseguramiento asciende en ambos casos
aproximadamente al 70% de los habitantes de cada municipio.
Por
otro lado, es paradójico que una región caracterizada por estar inmersa y
rodeada de agua, cuente con 42% de su población sin acceso a agua potable.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las
enfermedades se transmiten a través del agua contaminada (Ronderos, 2006), situación
que contribuye a incrementar la morbilidad de la población Mojanera. En
municipios como Achí, la segunda causa de muerte de niños menores de 5 años es
por enfermedades diarreicas agudas (EDA) (Alcaldía Municipal de Achí, 2012).
Sin embargo, la situación de acceso a agua mejorada no es homogénea al interior
de la Mojana: mientras en Magangué el 19,9% de la población no tiene acceso, en
municipios como Achí y Ayapel la cifra asciende al 80%, mientras que en San
Jacinto del Cauca el 97%, es decir, prácticamente la totalidad de la población
de este municipio no cuenta con acceso a agua potable (DNP, 2011 calculado con
datos del Censo de población 2005). Por otra parte, el sistema de acueducto
cubre el 72% de la población urbana y tan solo el 17% de la población rural de
la región. Se presenta una incidencia de inadecuada eliminación de excretas del
70% a nivel regional (DNP, 2011 calculado con datos del Censo de población
2005), según cálculos del 2012, el alcantarillado cubre el 24% en los centros
urbanos y en la zona rural es prácticamente inexistente (Ramírez Rojas, 2012)4.
Adicionalmente, la contaminación del agua con mercurio proveniente de la
extracción de oro principalmente en las cuencas altas de los ríos Cauca y Nechí
es uno de los problemas más complejos que hoy enfrenta esta población por
tradición pescadora y agricultora, dado que los peces y los cultivos se
constituyen en transportadores de mercurio (Marrugo, Lans, & Benítez, 2007;
Marrugo, Verbel, Ceballos, & Benitez, 2008; Núñez, Negrete, Rios, Hadad,
& Maine, 2011).
Con
base en el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), se observa que el 83.8% de
la población de la Mojana era pobre en 2005, frente al 49.6% del promedio
nacional, lo cual significa una incidencia 70% superior (DANE, 2005).
Prácticamente en todos los indicadores de dicho índice la población de la
Mojana se halla en una situación peor que la del promedio nacional. La
deficiencia en educación, expresada en el bajo logro educativo, el analfabetismo
y la inasistencia escolar tiene consecuencias, entre otros aspectos, sobre la
alta fertilidad de la población, la baja productividad de las actividades generadoras
de ingresos, y el bajo nivel de respuesta ante las amenazas de inundación. La
informalidad laboral en La Mojana es prácticamente del 100% lo que se traduce
en un bajísimo acceso a seguridad social (servicio de salud y pensiones),
además de la no generación de impuestos a nivel local y, en un sentido más
amplio, la existencia de una cultura informal cuyos límites, en muchos casos,
se difuminan con la ilegalidad.
Las siguientes gráficas tomadas (junto
con las explicaciones que las acompañan) de la Alerta
Temprana N°003-2020 de la Defensoría del Pueblo (Enero 16, 2020) y
elaboradas con datos más recientes del DANE (2012 y 2014) indican que la situación
que se describe en el documento del Fondo Nacional de Adaptación con datos de
2005, no ha mejorado desde entonces.
Como se observa en la
gráfica, las condiciones de saneamiento básico son precarias, la falta de
alcantarillado obliga a que las aguas residuales sean depositadas en espacios
abiertos o en los cuerpos de agua. La prestación del servicio de acueducto es
deficiente y el sistema de salud se concentra en centros de salud primer y
segundo nivel. Igualmente se aprecia un nivel elevado de analfabetismo alto en
las zonas rurales. Estas deficiencias tienen impactos directos sobre la calidad
de vida de los habitantes de las dos subregiones; sin embargo, el servicio de
electricidad es el que presenta mayor cobertura.
El Indice de Necesidades Básicas
Insatisfechas - NBI para estos municipios es del 71,27, a pesar de ser una
región privilegiada debido a su rico sistema de humedales que regula los
caudales de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge con alto potencial
productivo.
Volvamos al documento del Fondo Nacional
de Adaptación que veníamos citando:
La
Mojana, al ser un corredor y conector interior del país, ha sido objeto de
disputa entre diferentes grupos al margen de la ley, pues el control del
territorio implica el control de las rutas de contrabando y el narcotráfico.
Debido a la presencia de estos grupos, la región de La Mojana ha sido golpeada
fuertemente por el conflicto armado y la violencia. […] Para el período
comprendido entre 1999 y 2012 hubo en promedio 4.000 personas desplazadas por
año que llegaron a las cabeceras de los municipios de La Mojana, con un mínimo
de 2.500 en 2006, que superó las 6.000 personas 2010. En la década pasada se
reportó la presencia de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en los
municipios de San Marcos, Sucre, Guaranda, Majagual, San Benito Abad, Caimito y
La Unión. Este grupo también actuó en los departamentos de Antioquia y Bolívar,
y finalmente se desmovilizó en 2005 (Misión de Observación Electoral, 2007).
También las AUC hicieron presencia en Magangué, San Jacinto del Cauca y Achí
desde 1997 hasta el 2006 (ACNUR, 2005). Luego de la desmovilización de los
grupos paramilitares, las bandas criminales emergentes, BACRIM, aumentaron las
extorsiones, asesinatos, secuestros, generando nuevas oleadas de desplazamiento
forzado.
Impacto de la temporada
La Niña 2010-2011 en La Mojana
A raíz del desastre que desencadenó en
Colombia la temporada La Niña 2010-2011, el Gobierno
Nacional, a través del Departamento Nacional de Planeación DNP, le solicitó al
Banco Mundial Región de América Latina y el Caribe, asignar una Misión con el
fin de evaluar a fondo las causas que generaron dicho desastre y las
capacidades del país para enfrentar sus efectos. Como resultado la Misión produjo
el informe denominado Análisis de la gestión del
riesgo de desastres en Colombia: un aporte para la construcción de políticas
públicas, el cual se entregó y publicó en 2012.
En cuanto hace referencia a la región de
La Mojana y a otros territorios del país que en 2021 también están siendo
duramente afectados, el informe concluyó lo siguiente (resaltados en el
original):
La
incorporación de la gestión del riesgo de desastres en la administración
regional del territorio, y en especial en la planificación e intervención
integral de cuencas hidrográficas, fue analizada mediante cuatro casos de
estudio piloto. Se
seleccionaron algunas regiones o cuencas, teniendo en cuenta su relevancia en
términos de la capacidad de amortiguamiento de crecientes, del uso y la
ocupación del territorio y la ocurrencia de emergencias, sobre todo por las
inundaciones frecuentes que afectan parte de sus territorios, entre otros
factores. Por lo tanto, el análisis se concentró en los siguientes casos de
estudio: la región de La Mojana, la ecorregión del Canal del Dique, la cuenca
del río Sinú y la cuenca del río Bogotá, especialmente en el área de la Sabana
de Bogotá.
Causas
de la generación y acumulación de las condiciones de riesgo en las cuencas
El uso y la ocupación del
territorio en las zonas aledañas a las llanuras aluviales traen como
consecuencia la reducción de las áreas de amortiguamiento naturales de los
ríos; esta pérdida de la capacidad de almacenamiento de excesos de caudal en
los ríos es una de las principales causas de las inundaciones en Colombia. Cada uno de los componentes del sistema de humedales está sujeto a
grandes presiones antrópicas que tienden a modificar tanto su estructura como su
funcionamiento, tornándolos vulnerables y frágiles. […]
Para
el mes de marzo (época seca) durante el período 1973-1991 las cubetas de
inundación
de La Mojana pasaron de tener 391 mil hectáreas a 279 mil hectáreas, lo que
implica una pérdida del área de amortiguación en ese período de 111 mil hectáreas,
es decir, el 38% del área de las cubetas; comportamiento que es similar al de
los caños (Díaz-Granados, 2003). El aumento de playones sólo en el municipio de
Majagual (Sucre) ha sido significativo, pues cambió de 52 mil hectáreas, en 1987,
a 80 mil hectáreas, en el 2001, lo que se ha asociado principalmente a la
adecuación de tierras y al desecamiento de cubetas producido por las
actividades agropecuarias.
En la cuenca del río Sinú, al igual que en la región La
Mojana, existe una clara y marcada diferencia entre el uso actual y la aptitud
de los suelos. La ganadería extensiva en la cuenca
hidrográfica del río Sinú oscila entre el 51,75% y 62,6% del área total
dependiendo del régimen climático, mientras que los suelos con aptitud ganadera
en la cuenca ascienden al 7,1%. La agricultura se desarrolla en una extensión
que puede variar entre 75 mil hectáreas y alcanzar las 130 mil hectáreas, pero los
suelos que presentan vocación agrícola son alrededor de 378 mil hectáreas (lo que obedece a la rentabilidad de
esta actividad económica) (CVS y Fonade, 2004; CVS y Universidad Nacional de Colombia
- Sede Bogotá, 2005). En la región de considerada el área de influencia inmediata de los
ecosistemas estratégicos regionales (DNP - DPAD y PNUD, 2008), La Mojana se
extendería a otros 17 municipios, para un total de 28 de los mismos cuatro
departamentos. Por su lado, en la ecorregión del Canal del Dique entre las autoridades
que tienen injerencia se identifican el Ministerio de Transporte, a través de
Cormagdalena; las autoridades ambientales como Cardique, la Corporación
Autónoma Regional del Atlántico (CRA) y Carsucre; además de las gobernaciones
de Sucre, Atlántico y Bolívar, y las alcaldías de 19 municipios.
Decisiones
que no han buscado resolver integralmente los problemas, y no cuentan con un
consenso entre los intereses públicos y privados, están contribuyendo a
aumentar el riesgo. Aunque
los estudios concluyen que los principales problemas del Canal del Dique no son
los sedimentos, los diferentes grupos de interés insisten en la ejecución de
acciones de dragado, dejando de lado obras requeridas para el control de
inundaciones.
El
Programa de Desarrollo Sostenible de La Mojana (PDSM) clasifica entre los
problemas estructurales de la región el mal manejo de los humedales. A pesar de los esfuerzos de los
diferentes actores político-administrativos, son muchos los problemas por
resolver en esta ecorregión, entre algunos: el deterioro y mal manejo de los
humedales; la falta de información hidrológica y cartográfica; la concentración
de la propiedad de la tierra y problemas de titulación, lo que restringe el
aprovechamiento de los pobladores locales; la pobreza extrema; la producción agropecuaria,
que aún se hace con tecnologías convencionales y no apropiadas para el medio
natural; la baja capacidad administrativa para planificar y gestionar el
desarrollo; y por último, pero no menos importante, la debilidad institucional pública,
privada, y la frágil organización social. A estos factores se suman los
relacionados con las amenazas y el riesgo, el ordenamiento ambiental, el bajo
desarrollo de sistemas de alertas climáticas regionales, el dragado y la
limpieza desordenada de los caños, la rehabilitación de caminos rurales, y el
poco seguimiento y evaluación a los procesos en curso
Los
grandes propietarios de tierras han ejercido presión en el uso del suelo,
especialmente en el desarrollo de la ganadería y la agricultura. Estudios de la Universidad
Nacional (CVS y Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, 2006) indican
que históricamente la estructura de tenencia de la tierra en el territorio que
comprende la cuenca hidrográfica del Complejo Cenagoso del Bajo Sinú, se ha
enmarcado en un modelo de latifundios destinados, en la mayoría de los casos, a
la ganadería extensiva, la cual continúa avanzando en la absorción de los
minifundios e introduciendo tierras pertenecientes a la zona de anegación del
Complejo a través de procesos de adecuación de las mismas, mediante la
construcción de canales de drenaje, sistemas de bombeo y diques. Esta situación
además de afectar el ecosistema también crea una problemática social, ya que
rompe con una forma cultural de relación de los pescadores y campesinos con la
dinámica natural del ecosistema del cual devengan su sustento. La falta de gestión
pública, la no aplicación de las normas existentes para el ordenamiento
territorial, así como la percepción de la población, que considera la ciénaga
como un terreno “baldío”, un territorio que no es de nadie y que no se valora como
un bien público, aumentan la problemática causada por la tenencia de la tierra.
[…]
Los
esfuerzos realizados por el país para entender la realidad natural de las
cuencas hidrográficas, mediante estudios técnicos importantes, difieren de las
medidas finalmente implementadas. En todos los documentos realizados para La
Mojana se enuncia, desde diferentes perspectivas técnicas, la importancia de
conservar y permitir la regulación de caudales, y establecer un desarrollo
integral y planificado de la zona para potenciar el desarrollo económico,
social y cultural de la región a través del logro de su conectividad con el
resto del país; todo esto garantizando el normal funcionamiento del sistema
hídrico. Sin embargo, la realidad actual muestra el aislamiento del sistema de
amortiguación, un bajo grado de control del territorio y la modificación
sistemática del mismo.
Al
analizar la información disponible en las zonas de estudio, se resalta que el
problema no se ha aumentado por factores de cambio climático, sino por la falta
de implementación de herramientas que permitan hacer una adecuada gestión del
riesgo. (Hasta
aquí el Informe del Banco Mundial).
La
situación de La Mojana en Septiembre-Octubre de 2021
De
acuerdo con el IDEAM a mayo 2021 los efectos del fenómeno La Niña ya habían
finalizado en Colombia, aunque el 18 de Agosto
el Ministro de Ambiente y la Directora del IDEAM hablaron de que “una probabilidad
del 69% de enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico tropical incrementa la
posibilidad de desarrollo de un Fenómeno de La Niña. En los próximos meses este
enfriamiento favorecerá el incremento de las precipitaciones en gran parte del
país.” De
cualquier manera, si lo hubo, en el 2021 el fenómeno nunca alcanzó la magnitud
que en 2010-2011.
Pese a eso, según un comunicado del 22 de Septiembre expedido por la Unidad
Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres
El
pasado 27 de agosto sobre las 7:30 de la noche, la
fuerza del río Cauca generó el rompimiento sobre la margen izquierda del
afluente del jarillón ubicado en el sector de Cara de Gato en el municipio de
San Jacinto del Cauca departamento de Bolívar, evento que se produce en la
subregión de La Mojana y que impacta a 11 municipios de esta zona del país.
Sobre la posibilidad de que ese hecho
ocurriera se venían lanzando advertencia desde varios meses antes, como lo
indica esta información del periódico Mundo Noticias del 1° de Abril , de acuerdo con el cual
Un nuevo llamado hicieron
al gobierno nacional autoridades y dirigentes cívicos del municipio de San
Jacinto del Cauca, en el sur de Bolívar, ante el inminente rompimiento del
jarillón o muro de contención en el sitio conocido como «Cara é gato».
En este punto crítico es
donde el río Cauca amenaza con romper lo poco que queda de jarillón, pese a los
trabajos que viene adelantando la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y de Desastres
con la Alcaldía de San Jacinto del Cauca.
El alcalde municipal
Marcial Chávez dijo que hay zozobra en la región la Mojana porque son nueve
municipios que afectaría el rompimiento de este punto en el sur de Bolívar, lo
cual devastaría unas 150 mil hectáreas cultivadas de arroz, ganado y cultivos
de pan coger en la región de La Mojana bolivarense.
El impacto ambiental sería
la catástrofe más grande de todos los tiempos en esta zona de La Mojana
bolivarense y afectaría a los municipios de Ayapel (Córdoba) Guaranda,
Majagual, Sucre, San Benito de Abad y San Marcos (Sucre) y San Jacinto del
Cauca en el sur de Bolívar.
Volviendo
al comunicado del 22 de Septiembre, tras el párrafo arriba citado la Unidad
Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres agregó
Frente
a los hechos, el Gobierno Nacional a través de la Unidad Nacional para la
Gestión del Riesgo de Desastres – UNGRD, activó un despliegue operacional para
apoyar de manera complementaria y subsidiaria a los municipios y departamentos
afectados por este rompimiento, esto por medio de las líneas de respuesta
básica y obras de emergencia para poder subsanar la situación y generar un
proceso de estabilización en la zona.
Afectaciones
Cuando esto se escribe (Octubre 2021), las
inundaciones han alcanzado a los municipios de San Jacinto del Cauca y Magangué
en Bolívar; Ayapel en Córdoba y Guaranda, Majagual, San Marcos, Sucre-Sucre,
Caimito y San Benito Abad en el departamento de Sucre, lo que ha afectado a hoy
a 30.286 familias y 109.594 personas ubicadas en 34 corregimientos y 133
veredas de esta subregión del país. No se registran personas fallecidas,
heridas o desaparecidas.
Dado que las
inundaciones avanzan de manera lenta, se continúa realizando el Registro Único
de Damnificados por cuenta de las administraciones locales para determinar el
número total de personas y familias afectadas, así como también se avanza en la
Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades –EDAN- para establecer afectación
en infraestructura.
Este EDAN al momento
indica que 2.969 viviendas se han visto afectadas por el agua, así como 3
centros de salud, 9 acueductos, 6 puentes peatonales y 72 instituciones
educativas. En materia agropecuaria, 24.253 hectáreas agrícolas han sido
impactadas de manera negativa por este evento, especialmente cultivos de arroz,
maíz y plátano, así como 6.757 bovinos, 6.083 porcinos, 603 equinos, 40.287
aves de corral y más de 550.000 peces.
Aunque este último desastre se disparó
por la ruptura del mencionado dique en el sector de Cara de Gato (Care’Gato),
como se vio unos pocos párrafos atrás, durante la temporada La Niña 2010-2011 ya
se había presentado otro desastre hidrometeorológico de gran magnitud, el cual
motivó el estudio adelantado por la Misión del Banco Mundial que concluyó con
este párrafo que ya habíamos transcrito:
Al
analizar la información disponible en las zonas de estudio, se resalta que el
problema no se ha aumentado por factores de cambio climático, sino por la falta
de implementación de herramientas que permitan hacer una adecuada gestión del
riesgo.
Ya debe haber quedado claro, entonces,
que esos desastres, el de 2010-2011 y el de 2021, no han tenido como causa
principal el desbordamiento de los cuerpos de agua, sino la pérdida continuada
de la condición anfibia de las culturas locales, un proceso de deterioro que
comenzó varias décadas atrás y que todavía hoy continúa con cada vez mayor
velocidad e intensidad.
Otros conceptos en el
mismo sentido
En 2017 el ingeniero Omar Darío Cardona
y sus colegas Gabriel Andrés Bernal, Daniela Zuloaga Romero y María Alejandra
Escovar Bernal, elaboraron para el Fondo de Adaptación un estudio titulado “Modelación probabilista de inundaciones en La Mojana”,
en el cual analizan distintas alternativas de intervenciones infraestructurales
para mitigar el impacto de las inundaciones desde distintos puntos de vista,
incluyendo la relación costo-beneficio para cada municipio, de las distintas
alternativas estudiadas.
En ese
documento, bajo el subtítulo “Evaluación holística de
las opciones de intervención” advierten que
Evaluar
el riesgo físico es fundamental, pero desde una perspectiva integral es
necesario tener en cuenta no solo aspectos estructurales sino aspectos
no-estructurales para dar cuenta de lo que se puede denominar el riesgo total.
Factores sociales, económicos e institucionales crean a su vez condiciones de
riesgo que agravan o se suman al riesgo físico. La gestión del riesgo requiere
de un sistema de control (estructura institucional) y un sistema de actuación
(políticas públicas y acciones) para implementar los cambios necesarios en los
elementos expuestos o sistemas complejos donde el riesgo es un proceso social.
El índice de riesgo total (definido como RT), se obtiene partiendo de
descriptores o variables de entrada tanto para el riesgo físico como el riesgo
del contexto. Los descriptores de riesgo físico se obtienen a partir de
escenarios de riesgo físico y los del riesgo del contexto a partir de
información sobre la fragilidad socio-económica y la falta de resiliencia del
contexto. La fragilidad socio-económica y la falta de resiliencia
institucional, ambiental y adaptación, son factores que “agravan” el riesgo
físico o impacto directo de un evento.
Coherentes
con ese enfoque que va más allá de los aspectos estrictamente ingenieriles del
estudio, introducen el concepto de “Factores de agravamiento”, sobre los cuales
anotan que
cada
municipio tiene condiciones socio-económicas, de resiliencia y de riesgo físico
diferentes. El factor de riesgo total responde a la combinación de estos tres
elementos y no necesariamente corresponde con los resultados de riesgo físico
presentados anteriormente. Por esto se encuentran situaciones donde la mayor
parte del riesgo total lo aporta el riesgo físico, y otras donde es el factor
de agravamiento es el que compone la mayor parte.
Además,
las gráficas
ilustran las diferencias, que pueden llegar a ser grandes, entre las opciones
de intervención, donde se ve claramente cómo cada opción modifica el riesgo
físico y por lo tanto también modifica las proporciones de participación del
riesgo físico y las condiciones de vulnerabilidad social. […]
La
dificultad en este caso se refiere a qué tan difícil parece ser la
implementación o no de cierta medida estructural o no estructural. Por ejemplo,
la construcción de muros o estructuras de protección alrededor de cabeceras
municipales plantea varios desafíos. Se desconoce la respuesta que tendría la
comunidad al verse “encerrada” y separada de los cuerpos de agua de los cuales
obtiene su sustento. En lo posible estas estructuras de protección o defensa
deben ser terraplenes con espacio suficiente para proveer un servicio o valor
agregado adicional, como un parque lineal o una zona verde arborizada o una
vía, de manera que la población lo perciba como parte y componente de su
paisaje urbano o rural-urbano. No obstante, esto plantea otra serie de
dificultades, dado que un terraplén requiere de mayor espacio para ser
construido, lo cual implicaría la compra de predios en la ribera de los ríos o
ciénagas; es decir, mayores costos asociados que no fueron incorporados en las
evaluaciones presentadas en este informe.
Así
mismo, la construcción del dique marginal planteado por la Alternativa 4, es
decir el dique realzado y reforzado con estructuras de derivación, implica una
obra importante que tiene un componente de dificultad particular, asociado al
diseño y operación de dichas estructuras de derivación. Si se trata de
vertederos, es difícil determinar el nivel de vertimiento que permita compensar
la protección a inundaciones con garantizar el paso del agua en condiciones de
sequía.
Inevitablemente
se presentará una condición de clima seco (por ejemplo, debido al Fenómeno de
El Niño) en la cual los vertederos no permitirían el paso del agua, agravando
la situación en toda la región. Si se considera la construcción de compuertas
de derivación, es claro que son más ventajosas por el hecho que el caudal que
pasa es regulable y, por lo tanto, en condición de sequía, podría no agravarse
la situación regional. No obstante, esta opción plantea un reto particular y es
definir las condiciones de operación de las compuertas, así como la institución
responsable de dicha operación, lo cual tiene implicaciones al decidir inundar
o no, o a quién inundar antes o después cuando haya que dejar pasar parte del
caudal. El tráfico de influencias o incluso la responsabilidad legal frente a
que se presenten daños a causa de una operación deficiente es un tema de
especial sensibilidad social, económica y ambiental.
Así mismo, al final del documento
presentan una serie de reflexiones sobre las “Implicaciones ambientales” de las
“alternativas de intervención” estudiadas, advirtiendo expresamente que esa es
una dimensión central del tema que requiere mayor análisis:
En
la evaluación del riesgo, fase en la cual se analiza cómo serían afectados los
elementos expuestos y se realiza la estimación de las pérdidas probables para
los mismos, no se determina la manera como se afecta la conectividad de los
ecosistemas y cómo puede afectarse el pulso de inundación, teniendo en cuenta
que es indispensable mantener los estados, características y servicios de los
ecosistemas y por lo tanto determinar cómo se afectan con cada alternativa. A
continuación, se consideran en forma resumida los aspectos de valoración
ambiental que inciden en la selección de la alternativa que se debe
implementar.
Estos
fueron planteados por García en su documento “Evaluación ambiental de
alternativas de intervención para la mitigación del riesgo de inundación
en
el núcleo de once municipios en la región de La Mojana en el marco de la
formulación del plan de acción”.
La
clave de la vitalidad de los ecosistemas de La Mojana es la conectividad, como
ya se detalló trabajos de García (2014
y 2015), y la preservación de los pulsos de inundación. La Tabla 9-1 muestra un
resumen de las diferentes afectaciones que tiene cada alternativa de
intervención al dique sobre la conectividad y los pulsos de inundación y, por
lo tanto, en los servicios ecosistémicos.
Según
este cuadro, las alternativas 2 y 3 definitivamente no serían buenas opciones,
en general, para los humedales en La Mojana. La ilustración de lo que podría
ser el análisis de las posibles pérdidas en el pulso de inundación tendría que
verificarse con la modelación de los humedales, frente a los cambios en la
amenaza, por la selección de las alternativas. Lo que sí queda claro es que habría
que hacer un trabajo de protección de la conectividad, recuperando la cobertura
vegetal de los caños y quebradas que conectan los ríos con la planicie
inundable y con las ciénagas, para tener una mayor regulación en el manejo de
los eventos extremos que según los cálculos realizados para el flujo de
inundación, estarían afectando en aproximadamente 1 metro el nivel. Esta
situación debe considerarse si se decide mantener las condiciones actuales (o
alternativa 1), y no debe faltar en las alternativas 4 y 5, lo cual
incrementaría los costos de lo que se ha estimado en el tema estructural y de
construcción. Para ver este tema más en detalle y ver los análisis sobre la
Política Hídrica Nacional 2010, el Estudio Nacional del Agua 2014 y Colombia
Anfibia.
Aunque esta cita final al título del libro
del Instituto Humboldt es la única mención que se hace -indirectamente- a la
condición anfibia del territorio bajo estudio, advertencias como las antes
citadas sobre los pulsos de inundación y la importancia de la conectividad entre
los ecosistemas, indican que explícitamente sí tienen plena conciencia de la
misma.
Coinciden con estos enfoques otras
personas conocedoras de la región y del tema entrevistadas por el periodista de
El Espectador Pablo Montoya Paredes para un artículo titulado “Crisis en La
Mojana: puede un dique poner fin al problema”.
Una
de esas personas es el ya citado Isidro Álvarez Jaraba, cofundador de la
Fundación Pata de Agua y miembro del Programa de Desarrollo y Paz de La Mojana:
Los
canales y las ciénagas, que históricamente han sido receptores de agua, en este
momento están frágiles y envueltos en un proceso de sedimentación, de extensión
de las fronteras de cultivos y de la producción ganadera. Esto hace que la
capacidad de recibir el líquido sea menor. El Cauca viene con toda la velocidad
desde las cuencas alta y media. Cuando llega a la baja se suma el tema de la
minería que nos empieza a echar parte de la montaña y acá llega con todo ese
material. Esto lo hace más agresivo porque viene muy rápido y cargado. Por esta
razón, en la margen izquierda busca los antiguos vertederos que llegaban a los
caños y ciénagas, pero que ya no existen.
En esa misma entrevista Maritza Florián,
especialista en cambio climático, biodiversidad y servicios ecosistémicos del
Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia (WWF), manifiesta que
otro
problema son las múltiples intervenciones que se han hecho para frenar las
inundaciones. Según ella, la construcción de diques y jarillones han alterado
el paisaje y causado un deterioro ambiental que contribuye a que las
inundaciones sean una amenaza para los habitantes de La Mojana.
El error es decir que en La Mojana no ha pasado nada, el
problema es todo lo contrario, en La Mojana se ha hecho mucho, y tanta
intervención ha carecido de articulación y coherencia. Esto ha creado una riña
entre el modelo de desarrollo y la dinámica de inundaciones difícil de
conciliar y de la cual los peor librados han sido las comunidades y los
ecosistemas. Por eso es importante que la implementación de acciones de largo
plazo trasciendan a planes de gobierno locales e intereses de sectores
económicos particulares; también la integración de factores de riesgo en el
ordenamiento territorial de los municipios, y la concepción de la región a
escala paisaje y no como una colcha de retazos independientes.
En otro artículo, titulado
“Iniciativas
para considerar en la Solución al problema de inundaciones en La Mojana”, Isidro
Álvarez Jaraba también afirma: Confirmar fuente
Los estudios indican que la construcción del dique Marginal en
la Ribera izquierda del río Cauca y las compuertas reguladoras con conexiones
al río San Jorge, serían parte de la solución al problema de inundaciones en la
ecorregión Mojana, pero dado la complejidad del asunto, porque la Mojana está
inmersa en la Cuenca del Río Cauca, se nos invita a pensar en otros trabajos o
alternativas de solución.
Dichas alternativas deben estar de la mano con los cambios
cíclicos y la función ecosistémica de la región. […]
Es importante señores gobernadores, alcaldes, en hacer un Plan
estructural vial, cuya prioridad, sean los antiguos caminos de agua. Rehacer
esa gran Red que nos legaron los Zenúes, sería resignificar, reivindicar y
posicionar a todos los pueblos ribereños en el desarrollo de una economía acua-agroecológica
y cultural de cara a la necesidad e importancia que tiene para mundo, el agua.
Y otro mojanólogo, Bernardo Ramírez del Valle, quien en
otros artículos expresa su inconformidad con los planes de desarrollo vial existente
para La Mojana, escribe:
Analizadas en sus
particularidades geográficas e hidrográficas, La Mojana constituye una unidad
ecosistémica indivisible, en la que cada una de sus microrregiones
geomorfológicas son partes insustituibles del engranaje de su mecánica y
dinámica ambiental y contribuyen a cumplir el rol que la naturaleza le ha
asignado a esta llanura aluvial, y en general, a la Depresión Momposina, y es
el de amortiguar los desenfrenados
torrentes de agua que bajan presurosos de las cordilleras oriental, central y
occidental hacia la llanura del Caribe a través de las cuencas hidrográficas de
los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge. Si no fuera por estas fosas hídricas, no
existieran las ciudades de Cartagena y Barranquilla en los lugares donde se
encuentran.
Por eso, taponar los “chorros”
caucanos y lobanos de La Mojana es atentar contra el diseño ambiental de esta
ecorregión, pues la condición natural de ella es la inundación. Eso no
significa, que esas inundaciones que produce el Cauca no puedan ser reguladas y
administradas a través de obras de mitigación ambientalmente compatibles para
que ese gran distrito de riego natural que es La Mojana pueda generar valores
agregados para las poblaciones que la habitan, que tiene que ver con el control
a las inundaciones repentinas, agua permanente los 365 días del año para
irrigar la tierra destinada a la agricultura y la ganadería; el desarrollo de
la industria acuícola y el mejoramiento de la calidad de vida de los mojaneros.
Otros factores que
influyen en la pérdida de la condición anfibia del territorio y sus comunidades
La Alerta
Temprana N°003-2020 de enero 16 de ese año, expedida por la Defensoría del
Pueblo constituye otro análisis detallado de una
dimensión continuada que afecta a la región que nos ocupa y que no tiene que
ver con dinámicas hidrometeorológicas sino con diversos procesos de una u otra
manera relacionados con el conflicto armado.
Dice así en los siguientes
párrafos, que forman parte de un documento de 41 páginas:
Los municipios del sur del departamento de Sucre, (subregiones de
la Mojana y el San Jorge) han registrado ciclos de violencia en las últimas
décadas como consecuencia de la presencia y actuar de los grupos armados
ilegales, que tienen el propósito de establecer el dominio sobre el territorio
y ejercer el control social mediante la ejecución de acciones violentas que
vulneran los derechos de la población civil asentada en el territorio.
En ese sentido, la Defensoría del Pueblo en el año 2017 emitió el
Informe de Riesgo (IR) 042-17 para los municipios Guaranda y Majagual
advirtiendo que, debido a la presencia y control hegemónico de las AGC o Clan
del Golfo (según la denominación dada por la Fuerza Pública) en estos
municipios, la población civil enfrentaba riesgos contra su vida, integridad y
libertades fundamentales los cuales se podían concretar a través de conductas
tales como amenazas de muerte, atentados contra la vida, homicidios selectivos,
restricciones a la movilidad, constreñimiento a las libertades fundamentales,
imposición de normas de conductas, reclutamiento forzado, utilización de niñas,
niños y adolescentes, desaparición forzada, desplazamientos y tributación
forzada.
De igual manera, se incluyó como población en riesgo a los sujetos
sociales, políticos y económicos de ambos municipios, esencialmente a los
campesinos, comerciantes, ganaderos, transportadores de planchones y lanchas,
docentes, funcionarios de instituciones que promueven y defienden derechos
humanos y contratistas de obras públicas. Igualmente, expresó especial
preocupación por los riesgos que sufren los líderes y lideresas de los procesos
sociales, comunitarios y campesinos, particularmente, los integrantes de la
asociación de campesinos ubicados en la finca, “Así Pues”, en la vereda “No Te
Pases” de Majagual.
En dicha advertencia, se enfatizó en el control social ejercido
contra la población civil a través de la imposición de normas de conducta,
sanciones económicas, la utilización de las mujeres y adolescentes como parejas
sentimentales, y el reclutamiento forzado de adolescentes como estrategias de
las AGC para consolidarse en el territorio.
En el seguimiento a dicho informe de riesgo, se evidencia que, a
pesar de las acciones de persecución y capturas realizadas por la Fuerza
Pública a los integrantes de la estructura ilegal en estos dos municipios, el
riesgo advertido en el IR 042 de 2017 persiste, ampliándose ahora hacia los
municipios de Sucre, San Benito Abad y San Marcos. Lo anterior, tiene dos
explicaciones: por un lado, que las recomendaciones formuladas a las
autoridades civiles para mitigar los riesgos descritos por la Defensoría tuvieron
bajo nivel de cumplimiento en razón a que no fueron acciones localizadas y
oportunas. Por otro lado, porque las AGC vienen diversificando su accionar
y formas de instalarse en el territorio, a fin de administrar el miedo a través
de los dispositivos de violencia letal y de baja intensidad para lograr su
objetivo que es la expansión territorial de su dominio y control absoluto de
las rutas del narcotráfico. (Resaltado GW-Ch)
Es así que los entornos rurales de Guaranda y San Marcos por ser
estratégicos para la movilidad entre los centros de acopio y procesamiento de
la hoja de coca ubicada al sur de Bolívar, Córdoba y el Bajo Cauca antioqueño
son controlados directa y abiertamente por jefes locales, tal como lo advirtió
IR 042-17. Mientras que, Majagual, San Benito Abad y Sucre son usados como
corredores de movilidad y transporte de mercancías ilegales hacia los puertos
naturales del Golfo de Morrosquillo y la zona costera de Córdoba.
A esto se añade que los centros urbanos de los cinco municipios
son usados para controlar el narcomenudeo, vigilar a la Fuerza Pública, hacer
inteligencia a futuras víctimas de extorsión y ejercer el control social
(Guaranda) o esconderse o mimetizarse entre la población civil.
En este contexto los municipios advertidos en esta alerta además
de ser estratégicos para la cadena de comercialización de las drogas hacia los
mercados nacionales e internacionales se convierten en zonas de repliegue,
abastecimiento y recreación de los integrantes de la estructura armada ilegal.
Esto último, tiene impacto sobre la seguridad y derechos específicos de las
adolescentes y mujeres jóvenes quienes suelen ser instrumentalizadas por los
actores armados con fines sexuales. Los corregimientos de Cuenca y Las Flores
(San Marcos) son usados por los integrantes de las AGC que arriban desde el sur
de Córdoba o el Bajo Cauca a descansar o a ocultarse de la persecución de las
autoridades. Igual ocurre en Diazgranados y Puerto López (Guaranda) que son utilizados
para el refugio y descanso de los que vienen del sur de Bolívar.
Estas realidades permean las relaciones sociales en los
territorios advertidos, que si bien, no se evidencian amplias redes de apoyo,
el contexto de violencia al que ha sido sometidos desde hace tres décadas,
facilita el sometimiento y la naturalización de ciertos comportamientos como el
constreñimiento de las libertades fundamentales mediante la imposición de
normas de conductas y sanciones por el incumplimiento de éstas.
Las expresiones de dominación social y control territorial son instrumentales
para los propósitos de la estructura que se afianza en la economía ilegal. Es
preciso comprender la Mojana y el San Jorge sucreño a la luz de dinámicas de
seguridad, de economías legales e ilegales, políticas y sociales de los
municipios colindantes como Achí, San Jacinto del Cauca, Magangué (Bolívar)
Ayapel, Pueblo Nuevo (Córdoba) y el Bajo Cauca Antioqueño, donde las AGC se
encuentra en disputa con el ELN y otras estructuras pos-desmovilización.
Ello explica los usos de la violencia selectiva en Guaranda y San
Marcos, la presencia en los corregimientos limítrofes y los controles de
movilidad impuestos a la población civil de estos corregimientos.
En este escenario la niñez, la adolescencia y los jóvenes se
encuentran en alto riesgo debido al interés que tiene la estructura para
usarlos o enrolarlos a sus filas para que cumplan tareas de diversa índole,
desde labores de venta de drogas al menudeo hasta el sicariato. Igualmente, la
colindancia con las zonas de presencia del ELN en el Departamento de Bolívar,
hace que este riesgo se aumente por las incursiones esporádicas que hacen
milicianos de esa guerrilla a los corregimientos y veredas de Guaranda y
Majagual para reclutar adolescentes y jóvenes.
El 25 de Octubre de 2020,
por ejemplo, el diario El Espectador informó
que
Este 24 de octubre de 2020, hacia la 1:00 p.m., se registró el
arribo de una lancha que transportaba a alrededor de cinco hombres armados en
un predio ubicado en los límites de los municipios de San Marcos y San Benito
Abad (Sucre), región de La Mojana Sucreña. Los hombres bajaron de la
embarcación y dispararon contra cinco personas, asesinándolas. Hasta el
momento se conoce que eran miembros del pueblo indígena zenú. Todavía se están
confirmando las identidades de las víctimas. Se ha logrado identificar a
Lácides Cochero Alba, de 47 años; Darwin De Hoyos, de 42 años, y al abogado
Arquímedes Centenaro Carriazo. Los campesinos estaban en medio de un pleito por
tierras y días antes les habían quemado los ranchos para desalojarlos.
Adil Meléndez, abogado defensor de derechos humanos e integrante
del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice) en Sucre, explicó a
este medio que “días antes de la masacre hubo una reunión en la que participó
el señor alcalde de San Marcos. Estuvo también el presidente del Consejo, el
secretario del Interior, el comandante de la Estación de Policía y ganaderos de
la región. En esa reunión presuntamente los ganaderos manifestaron disponer de
toda la logística para desalojar a los campesinos que hoy están asesinados”.
Meléndez se refiere a desalojarlos de un predio en el que había
una disputa porque los campesinos lo estaban ocupando. Fue en este en el que,
en días pasados, “llegaron hombres armados presuntamente del Gaula o miembros
de la fuerza pública y quemaron los ranchos de los campesinos”, dice Meléndez.
Este medio conoció un video en el que se ve cómo los campesinos le reclaman a
un funcionario por la quema de los ranchos.
Un sobreviviente de la masacre, también indígena zenú, dijo que
tanto él como las personas asesinadas iban a compartir una comida con otras
personas. Manifestó conocer a Darwin, a Lácides y al abogado, pero no los
nombres de los demás. Dice también que los armados se llevaron en canoa a
las dos víctimas. El sobreviviente pide protección.
Más de un año después de fechada esa
Alerta de la Defensoría, en sendos comunicados del 2 y el 5 de marzo de 2021 un
grupo de 12 congresistas que visitaron la subregión
Montes de María, La Mojana y San Jorge, llamaron la atención del Gobierno
Nacional sobre “este sistemático hostigamiento a los líderes y lideresas”
y “la situación de seguridad, desplazamiento forzado, amenazas contra la
vida y la integridad personal y demás vulneraciones que sufren los habitantes
de la zona por actores armados irregulares con incidencia y presencia en el
territorio […] queremos manifestar que
rechazamos de manera vehemente las amenazas sistemáticas a líderes y lideresas,
defensores y defensoras de derechos humanos, antes, durante y después de la
audiencia pública realizada en Sincelejo (se refieren a la del 2 de marzo).
En especial, las que recibió el día de hoy uno de los participantes, que de
manera inequívoca nos lleva a inferir que se producen por el pronunciamiento
que hizo en dicha audiencia.
Lo anterior indica que a lo
largo de ese año, cualquier medida que hubiera tomado el Estado para proteger
la vida y demás derechos humanos de las comunidades mojaneras, no habían sido
efectiva.
Por el contrario, noticias
recientes como esta de El Espectador de Agosto 6, 2021, indica
que se siguen presentando:
Entre el 20 de septiembre y el 3 de octubre de este año, los
campesinos reclamantes de tierra del predio La Europa, ubicado en el municipio
de Ovejas, región de Montes de María, han recibido cinco visitas de hombres
armados identificados como integrantes de las AGC,
quienes les advierten que se tomarán el predio. A Andrés Narváez, Gilberto
Pérez y Argemiro Lara, líderes de restitución, les quitaron su esquema de
protección. […]
El predio La Europa, como dice Jeisson Paba, abogado de Derechos
Humanos, es una puerta de entrada y salida estratégica en la región, pues
conecta varios municipios de Sucre y Bolívar, y es un corredor estratégico en
los Montes de María para los grupos armados. Esa es una de las razones por las
que, desde 1994, según los líderes, no ha habido un día de tranquilidad en la
finca. En ese año, los primeros en hacer control territorial fueron el Frente
34 de las extintas Farc-EP; luego, en el 2000, la guerrilla del Eln se disputó
la zona, y después llegaron los grupos paramilitares con el Bloque Montes de
María de las antiguas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) que desplazaron a
familias hacia los cascos urbanos.
Otro
concepto que confluye
En un artículo titulado “¿Por qué
ocurren inundaciones en el Bajo Cauca?”, publicado el 7 de Septiembre de
2021 en el periódico de la Universidad Nacional de Colombia , el profesor Germán Vargas Cuervo, del
Departamento de Geografía de esa Universidad, analiza el contexto territorial
(hidro-ecosistémico y social) en que el 27 de Agosto se produjo la ruptura del
dique en el punto denominado Cara de Gato (o Care’Gato), hecho que se
identifica como desencadenante del desastre
Aunque quisiera hacerlo, no puedo
transcribir aquí todo ese texto, sino que me limitaré a resaltar dos puntos que
confluyen con las conclusiones a que han llegado otros estudios, incluyendo el
que realizó la Misión del Banco Mundial sobre el impacto de La Niña 2010-2011,
del cual también hemos incluido aquí varios apartes; además de otros muchos que
se han realizado.
Bajo el subtítulo “La mano del hombre”,
el profesor Vargas Cuervo escribe:
Obras
civiles. La construcción de obras
civiles como vías al interior del lecho mayor o sobre diques aluviales
naturales ocasiona obstáculos a la dinámica fluvial natural de los ríos y
produce rompederos. Si el movimiento frontal de un meandro choca con el dique
de una vía, sufre un ligero retroceso y busca las zonas más débiles rompiendo
los diques aluviales de la vía. Un factor contribuyente de origen antrópico o
por intervención del hombre en este sector del río Cauca es la presencia de una
vía (Caucasia – Nechí, San Jacinto del Cauca) que en algunos sectores su
trazado está dentro del lecho mayor. Efectos de esta condición se evidencian en
la ocurrencia de rompederos como el de Mundo Nuevo, Santa Anita y Cara de Gato.
Zonas
urbanas al interior del lecho mayor. El asentamiento
ancestral y desarrollo de poblaciones en las márgenes del río sin tener en
cuenta la dinámica fluvial son altamente vulnerables a inundaciones por
encontrarse en el lecho mayor del río por crecientes o cambios asociados a su
dinámica. Poblaciones como Caucasia, Nechí, San Jacinto del Cauca, Guaranda,
entre otros presentan algunos sectores en el lecho o llanura de inundación.
Intervención de diques
aluviales naturales. Los diques naturales de los ríos por
ser zonas seguras contra inundaciones comúnmente son intervenidos para
construir viviendas o carreteras afectando su condición natural y haciéndolos
susceptibles a procesos erosivos. Varios sectores de la vía existente por la
margen izquierda del río Cauca se presentan sobre estos diques naturales.
La posición del Gobernador
del Departamento de Sucre
Transcribo textualmente
a continuación, algunos apartes de la intervención del Gobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinoza, tomados de la grabación del debate al Gerente del Fondo de
Adaptación, Dr. Edgar Ortiz Pavón, que se adelantó en la Comisión Segunda de la
Cámara de Representantes el 11 de Agosto de 2020 por citación del Representante
por el mismo Departamento, Hector Javier Vergara.
“El problema de la región [La Mojana] es que mientras
no se haga el control de la inundación todas las inversiones corren peligro…”
Los que mejor la
manejaron fueron los zenúes hace muchísimos años; hicieron un manejo que les
permitió explotar (sic) La Mojana en
términos agrícolas de la mejor manera con unos sistemas de riesgo de espinas de
pescado (que) hoy día son declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Quien vuelve a mirar
hacia La Mojana es el expresidente Álvaro Uribe. Ahí se consolidó la seguridad
en la región e hicieron unas obras de infraestructura muy importantes en los
dos periodos del expresidente Uribe: la vía San Marcos-Majagual-Guaranda y Achí
que nos permitió el acceso vial a la región…
Según el Gobernador
Minuto 43:40 la única solución al
problema de La Mojana que se inunda porque el río Cauca se desborda por el
margen izquierdo buscando la depresión […] es la construcción de un muro de más o
menos 53 kilómetros sobre la margen izquierda del río Cauca, por valor de
$756.000’000.000 (756 mil millones de pesos) … [Una vez se lleve a cabo esa obra se
puede] proceder a que La Mojana sea la primera región resiliente
bioclimática de Colombia y se puede comenzar a crear un gran distrito de riego
como lo han hecho en el Perú… […] Min
45:55 Las inversiones de las obras de infraestructura van a generar
empleos y van a duplicar la capacidad productiva de una zona de 450 mil
hectáreas que perfectamente podría ser la despensa agrícola de Colombia […]
Hoy se produce buena parte de la producción patilla que se produce en
Colombia; el 12% del arroz que se produce en Colombia, pero la región está
subexplotada por la inestabilidad y a incertidumbre que genera el problema de
las inundaciones…
Resulta muy sorpresivo
que un gobernante oriundo del corazón de la Colombia Anfibia, parezca ignorar
que la fertilidad de los suelos de esa región depende, precisamente, de los ciclos
y flujos del agua a lo largo del año, lo cual para él, constituye EL PROBLEMA y
no LA RIQUEZA de La Mojana. Esto último siempre y cuando, por supuesto, se
logren conservar -o más exactamente: recuperar y fortalecer- las condiciones
hidro-ecosistémicas que hacen posible la existencia de las hoy amenazadas
culturas anfibias.
La multimillonaria
“solución” estructural que el Gobernador Espinoza reclama -y que finamente el
Gobierno Nacional aprobó (como lo vamos a ver más adelante)-, logrará reprimir
totalmente la condición cíclica del territorio y de las culturas anfibias que
han coevolucionado con él, y acabará imponiendo el modelo de desarrollo que, en
sus propias palabras, evitarán que la región siga siendo “inexplotada”: grandes
cultivos agroindustriales, ganadería extensiva, acceso al agua a través de un
distrito de riesgo y no directamente de las fuentes, como todavía hoy lo hacen
las comunidades campesinas que han logrado resistir a las amenazas, los
asesinatos y los desplazamientos.
Retomo aquí el último
de los epígrafes con los que comienza este artículo, en el cual el escritor Adalberto Bolaño
Sandoval, en su artículo titulado “Los ríos del desastre en Rufo y García
Márquez”, afirma que
El agua no solo es un lugar paradigmático, sino que se asocia
a lo femenino y también a las emociones, la intuición, las percepciones
psíquicas, así como a los misteriosos dominios de la energía femenina
arquetípica.
Esto porque
interpretaciones como las que expone el señor Gobernador de Sucre sobre las
causas del desastre de La Mojana, constituyen un argumento contundente para
insistir en la necesidad de que en continuum gestión ambiental-gestión del
riesgo de desastres-gestión climática incorpore el Enfoque de Género,
puesto que la visión femenina del mundo permite entender el carácter cíclico de
la Naturaleza de una manera que parece vetada por la concepción machista del
mundo, que la escritora Miranda Gray define muy bien en su libro “Luna Roja”,
como “la visión lineal que tiene la sociedad acerca de tiempo y la realidad”.
A lo cual agrega adelante: “Si la mujer realmente toma conciencia de que su
vida menstrual es una expresión de un ser de naturaleza cíclica, comenzará a
ver que forma parte de los grandes ritmos del universo…”
Anuncio de inversiones
por parte del Gobierno Nacional
El 2
de Octubre de 2021 el Departamento Nacional de Planeación expidió un comunicado en el cual informa que
El presidente de la República, Iván
Duque, y Alejandra Botero Barco, directora del Departamento Nacional de
Planeación, anunciaron una inversión de 2,5 billones de pesos, tras evaluar los
daños ocasionados por la ruptura del dique sobre el río Cauca, en el punto
conocido como Cara de Gato.
En su visita al
Puesto de Mando Unificado en Majagual, Sucre, la directora Botero, señaló que a
través de dos documentos CONPES se brindará una solución óptima e integral ante
la crisis ambiental que atraviesa la región, garantizando los recursos mediante
la construcción de un plan de acción concreto y funcional. Esta inversión busca
proteger los cascos urbanos de 9 municipios y se complementa con las
intervenciones que se adelantan, actualmente, por parte del Fondo de Adaptación
en los municipios de San Marcos y Magangué.
Es así como, el
próximo mes estará listo el documento CONPES de Declaratoria de Importancia
Estratégica que asegurará los recursos para dicha obra. Este CONPES tiene dos
fases de acción: una primera que destinará un 92 por ciento de la inversión
para infraestructura, construcción de diques, mejoramiento de 3 diques
existentes, construcción de tablestacado y puntos de conexión hidráulica. Y una
segunda fase estrictamente ambiental, que se distribuirá en rehabilitación de
canales, mantenimiento (mano de obra local) y recuperación de ecosistemas.
El Gobierno Nacional reafirma su compromiso con la región
mediante la consolidación del CONPES de Declaratoria de Importancia
Estratégica, que se complementa con el documento CONPES de Política, el cual se
desarrollará a largo plazo y contempla una solución agrícola y ambiental para
los habitantes de la región.
En el video al que
remiten desde ese comunicado y en un hilo de la cuenta de Twitter del
Departamento Nacional de Planeación, la Directora afirma que
Con
esta solución estructural para la región se protegerá de inundaciones a La
Mojana y se mitigarán futuras afectaciones. Desde el DNP -continúa haciendo
referencia a los CONPES de que habla el comunicado- avanzaremos en la
elaboración de estos documentos de política, junto con el territorio.
Allí mismo indica cómo
se invertirán esos recursos:
·
Construcción de diques
·
Mejoramiento de 3
diques existentes
·
Construcción de
tablestacado
·
Puntos de conexión
hidráulica
·
Rehabilitación de
canales
·
Mantenimiento (mano de
obra local)
·
Recuperación de
ecosistemas
El plan de inversiones,
afirma otro tuit, se abordará en 4 fases:
·
Protección de cascos
urbanos de Achí, Guaranda, San Jacinto del Cauca, Nechí
·
Dinámicas hidráulicas
sobre río Cauca
·
Protección de cascos
urbanos de Ayapel, Caimito, Majagual, San Benito Abad y Sucre
·
Rehabilitación de
Canales y restauración ambiental
De acuerdo con lo expresado por la Directora en el
video, la inversión ambiental (rehabilitación de canales: $200.000 millones y
dinámicas hidráulicas) equivale al 8% de la inversión total del proyecto.
El “Plan de Adaptación al cambio climático en La
Mojana 2013-2026” que coordina el Programa de la Naciones Unidas para el
Desarrollo PNUD
Desde el año 2013 se
viene ejecutando en los 11 municipios de La Mojana este proyecto que coordina
el PNUD, cuyo objetivo se ha planteado como “Mejorar la capacidad de adaptación al cambio climático de
poblaciones rurales y gobiernos locales de la Mojana” y con el cual, de acuerdo
con el documento correspondiente, se espera beneficiar a 405,625 personas, de
las cuales el 50% habita en zonas rurales.
La inversión total prevista es de 128 millones de dólares, de los
cuales) 81,7
Son recursos nacionales y los 46,3 restantes provienen de una
donación de Protocolo de Kioto y el Fondo Verde del Clima (GCF).
En su componente institucional, participan en ese proyecto el Departamento
Nacional de Planeación, el Fondo de Adaptación, el Ministerio de Ambiente, el Ideam,
el Instituto Humboldt, las Corporaciones Autónomas de la Región, las Alcaldías,
las Gobernaciones, y las Universidades locales.
También participan en el proyecto la ONIC (Organización Nacional
Indígena de Colombia) y ASPROCIG (Asociación de
Productores para el Desarrollo comunitario de la Ciénaga Grande del Bajo Sinú),
ambas conformadas por comunidades de base, entre cuyos integrantes se
encuentran los herederos directos de las
Culturas Anfibias del Caribe colombiano, que aportan sus saberes ancestrales este
proceso de re-adaptación humana a las dinámicas del agua..
Como metodología se contemplan las llamadas “Soluciones
basadas en la naturaleza con Enfoque en los más vulnerables al cambio climático
y Adaptación basada en comunidades y ecosistemas”.
El proyecto también tiene en
cuenta que “más del 60% de los hogares rurales de la
Mojana están bajo condiciones de pobreza multidimensional (42 puntos por encima
del IPM del país)” y que las inundaciones periódicas forman parte del ciclo
normal de los ecosistemas de la región.
Esas “Soluciones basadas en la
naturaleza”
incluyen la rehabilitación de 30 canales (longitud total: 800 kms), con lo cual
esperan contribuir al control (que no a la eliminación) de las inundaciones, a
la recuperación de la pesca y los medios de subsistencia, a la navegabilidad, a
la reactivación económica y a la generación de los denominados “empleos verdes”.
La inversión prevista para este componente es de 160.000 millones de pesos
colombianos, rubro que posiblemente esté incluido en la cifra a la que se
refirió la Directora del Departamento Nacional de Planeación cuando en una
alocución ya citada, mencionó que la
inversión ambiental prevista para rehabilitación de canales y dinámicas
hidráulicas en el Plan de Inversiones del Gobierno Nacional, es de 200.000
millones de pesos, equivalentes al 8% de
la inversión total de dicho Plan, en el cual el 92% restante está destinado a
obras de infraestructura.
Este plan se fundamente en las siguientes
consideraciones básicas:
·
Las inundaciones son parte de la dinámica natural de la Mojana.
·
Los impactos afectan a todos y todas, pero es la población rural
vulnerable las más afectada.
·
La información de tiempo y clima a escala local es fundamental
para la toma de decisiones a todo nivel.
·
Las medidas propuestas tienen el potencial de promover la
reactivación económica y generar empleos verdes, si ejecutan con la población.
·
Si se invierte en el modelo integral dándole prioridad a la
rehabilitación de canales, el gobierno estaría invirtiendo en una solución
estructural que fortalece el capital natural de la Mojana, previniendo
desastres futuros y haciendo efectivo el compromiso asumido con los tratados
internacionales (Protocolo de Kioto y Fondo Verde del clima).
Soluciones Basadas en
la Naturaleza probadas y que funcionan para atender a la población rural más
vulnerable
Tres preguntas a manera
de conclusión provisional
Es necesario conocer el “documento CONPES de Declaratoria
de Importancia Estratégica” que de acuerdo con el comunicado del DNP
se expedirá en el mes de Noviembre de 2021 y que, como ya se indicó
tiene dos
fases de acción: una primera que destinará un 92 por ciento de la inversión
para infraestructura, construcción de diques, mejoramiento de 3 diques
existentes, construcción de tablestacado y puntos de conexión hidráulica. Y una
segunda fase estrictamente ambiental, que se distribuirá en rehabilitación de
canales, mantenimiento (mano de obra local) y recuperación de ecosistemas.
Recogemos y compartimos los
interrogantes que desde distintas fuentes ya se han formulado, sobre la
pertinencia del orden propuesto para las fases mencionadas, y las inquietudes
sobre la manera como se definieron y diseñaron esas obras de infraestructura (o
como se van a diseñar las que faltan), y si se ha tenido en cuenta, entre otras
precauciones del continuum gestión ambiental-gestión del riesgo-gestión
climática, la “Evaluación holística de las opciones de
intervención” que recomendó el equipo liderado por el ingeniero Omar Darío
Cardona en el documento de 2017, “Modelación
probabilista de inundaciones en La Mojana”,
el cual se comentó atrás.
De allí
surgen las siguientes preguntas que formulamos a manera de conclusión
provisional:
Primera pregunta: ¿Hasta qué punto ese
Plan que acaba de anunciar el Gobierno Nacional en el cual se invertirán 2.5
billones de pesos, el 92% del cual se llevará a cabo a través de obras de
infraestructura, contribuirá a las condiciones en las cuales es posible que sigan
adelante y que sean efectivos proyectos como el que coordina el PNUD, que gira
alrededor del fortalecimiento de los ecosistemas y de las comunidades, y el
mismo plan que hasta ahora ha venido liderando el Fondo de Adaptación y con el
cual está articulado el del PNUD?
Recordemos que al gerente del Fondo de
Adaptación, Dr. Edgar Ortiz Pabón, que ejercía el cargo cuando se formuló ese
Plan, se le realizó por parte de la Comisión Segunda de la Cámara de
Representantes el 11 de Agosto de 2020 el debate de control en el cual el señor
Gobernador de Sucre cuestionó la efectividad de dicho Plan, e insistió en que
la construcción del muro de más o menos 53
kilómetros sobre la margen izquierda del río Cauca, por valor de
$756.000’000.000 (756 mil millones de pesos) era la única solución efectiva
para solucionar el problema de La Mojana.
Al doctor Pabón se le aceptó la renuncia al cargo
mediante Decreto 649 del 16 de Junio de 2021, y fue reemplazado por la Doctora Raquel Garavito Chapaval, a quien el
correspondiente boletín de esa Entidad
presentó como
una experta en temas regionales, con alta
sensibilidad social, [que] se posesionó este jueves 17 de Junio como gerente
del Fondo Adaptación, una entidad que responde a las necesidades de las
poblaciones más vulnerables y adapta al país al cambio Climático. […]
Anteriormente, Raquel Garavito se desempeñaba como
Presidenta del Fondo Nacional de Turismo, FONTUR, cargo en el que permaneció
durante dos años y tres meses.
El 28 de Septiembre la nueva gerente anunció un “Plan de
Choque para agilizar entrega de obras” durante un debate de control político al
que fue citada por la Comisión Sexta de la
Cámara de Representantes. Cuatro días después -el 2 de Octubre- se produjo
el anuncio de las obras que ejecutará en La Mojana el Gobierno Nacional.
Surge la inquietud de si el anterior gerente, en algún
momento, habrá expresado la misma pregunta que nos estamos formulando aquí,
sobre la compatibilidad entre las prioridades y enfoques del alto Gobierno y el
plan que el Fondo de Adaptación formuló bajo la dirección a su cargo.
Segunda pregunta: suponiendo que efectivamente se ejecuten todas las
obras de infraestructura con las cuales el Gobierno Nacional se está
comprometiendo ¿cuál puede ser el impacto de las mismas sobre el territorio,
cuando como lo demuestran los estudios técnicos que aquí hemos citado, la
principal causa del desastre son las múltiples intervenciones que a lo largo de
décadas se han venido haciendo en el territorio (diques para reprimir las
dinámicas del agua, desecación y relleno de humedales, etc?
Oyendo y leyendo hoy al Alto Gobierno, resulta inevitable
preguntarse si una vez más están intentando conjurar el desastre con más de lo
que lo produjo
Tercera pregunta: suponiendo también, en gracia de discusión, que
todas las obras propuestas -o más bien: ya decididas- efectivamente funcionaran
y lograran reprimir las dinámicas del agua, y se lograra consolidar el modelo
de desarrollo basado en la ganadería extensiva y en la agroindustria (modelo
del cual, como se sabe, ya existen avanzadas en la región, las cuales tienen
una alta responsabilidad en la pérdida de la anfibiedad de los
ecosistemas y de las comunidades), ¿qué va a suceder entonces con las comunidades
locales, que además de las múltiples amenazas que provienen del incremento de
la vulnerabilidad del territorio, también deben enfrentar las que provienen de
grupos armados ilegales que intentan expulsarlas para consolidar su control
territorial?
En otras palabras, ¿al servicio de quién van a estar
realmente esas intervenciones?
No es fácil dar en este momento una respuesta precisa, ente
otras razones porque hasta donde tenemos conocimiento, a la fecha no se ha
podido realizar el Catastro Multipropósito en La Mojana.
Reflexión final (por ahora…)
Comenzamos este artículo con unos
epígrafes tomados de Cien Años de Soledad y de autores que comentan la obra de
García Márquez e interpretan el diluvio que durante cuatro años y once meses se
desató sobre Macondo, como una metáfora propia del realismo mágico, de
los efectos del choque entre la cosmovisión de los habitantes del territorio y
el modelo de mundo impuesto por la Compañía Bananera; una gran metáfora que hoy
sigue vigente cuando, un siglo después, se mantiene en mayores escalas el
conflicto entre una cosmovisión basada en la convivencia con las dinámicas de
la Naturaleza, en la simbiosis entre los seres humanos con el agua y sus
ciclos, y en alianzas con todas las expresiones de la biodiversidad; y una
cosmovisión dominante basada en las prioridades que unos sectores económicos y
políticamente poderosos, pretenden imponerles a la Naturaleza y a otros
sectores de las sociedades humanas. En ambos casos, el de hace un siglo y el de
hoy, el agua en todas sus formas interviene como un actor decisorio del
territorio y como un implacable evaluador de las decisiones humanas.
De La Mojana a la Sabana de Bogotá y en
todos los demás territorios del país, la recuperación de los saberes las
culturas anfibias constituye un requisito para la exitosa coevolución de las
comunidades humanas con las dinámicas de ese planeta en que se está
convirtiendo la Tierra como resultado de la crisis climática. Para el país
sería trágico perder ese corazón de la Colombia Anfibia.
Posdata a la Reflexión
Sin comentarios adicionales a los que se
han venido haciendo en las páginas anteriores, se transcriben los siguientes
fragmentos de la noticia que se publicó el
7 de Marzo en la página web de OPICOL
(Organización de periodistas independientes de Colombia):
La creciente del río Cauca afectó 70 metros
del nuevo jarillón, que construyen en la zona donde se presentó una emergencia
similar en septiembre del año pasado.
Una nueva emergencia se registró en el chorro de Cara de Gato,
en San Jacinto del Cauca (Bolívar) por cuenta de una nueva creciente súbita del
río Cauca, que afectó las obras que se realizan sobre el margen del río para
reparar parte del jarillón que en septiembre del año pasado tuvo una ruptura en
un hecho similar.
De acuerdo con la Unidad Nacional de Gestión de Riesgos y
Desastres (UNGRD), el pasado primero de marzo se había logrado unir los dos
extremos del nuevo jarillón, pero una creciente del río Cauca, 1,9 metros por
encima de las obras, afectó los trabajos que se venían ejecutando.
“Estamos en terreno y nunca hemos dejado de estar trabajando en
la obra. Seguiremos trabajando en este chorro hasta lograr que la cota esté por
encima de los niveles del río Cauca para que el agua no sobrepase la
estructura, mitigando así el impacto de las inundaciones en toda la región de
La Mojana”, señaló el director de la UNGRD.
Además de esto, el funcionario indicó que se realizó una reunión
con las comunidades, los gremios de ganaderos y agricultores, veeduría e
interventor, entre otros, para indicar las nuevas acciones en la zona, ya que
la creciente afectó 70 metros de la estructura, para lo que se hará un realce
del dique, dragado de la isla que se formó en la zona de la obra (que ha
provocado la emergencia) y un reforzamiento en otros puntos para evitar nuevos
daños.
A la zona fueron trasladadas siete retroexcavadoras de oruga,
ocho volquetas, una draga y dos botes para hacer el realce de la plataforma y
el asentamiento de los pilones, mientras se soluciona esta nueva emergencia.
Durante el 2 y 3 de marzo se presentaron crecientes en el río Cauca que
afectaron los trabajos de reconstrucción del boquete de Cara de Gato, punto
crítico por el que se filtraron las aguas en agosto del año pasado, que dejaron
más de 20 mil damnificados.
Termino
esta posdata con el pantallazo a una noticia publicada por el diario El Tiempo
el 19 de Marzo del año en curso:
Y agregan a continuación:
Una nueva
mortandad de peces se registra en la ciénaga 'Los Patos', en la zona rural de
la Villa de San Benito Abad (Sucre), al parecer como consecuencia de las inundaciones que ocasiona el río
Cauca.
(Lea también: Creciente de río Cauca destruyó la poca
protección que quedaba en La Mojana)
A finales de enero fue reportada la
primera mortandad y las autoridades especializadas indicaron que se trató de la
falta de oxígeno en el espejo de agua, ante el bloqueo que originan las
corrientes de agua que llegan del río Cauca.
Aunque el desarrollo posterior de la noticia resulta más claro
en cuanto a las verdaderas causas del desastre, quien la tituló y la subtituló,
evidencia muy bien las imposiciones de una cultura secana que obligan a las
aguas del corazón de la Colombia anfibia, a protestar por las malas.
Bibliografía
Álvarez
Jaraba, I. (2007). García Márquez en La Mojana, la otra orilla de Macondo. El
País de las Aguas. Erikaletra Editores.
Campos,
A., Holm-Nielsen, N., Díaz C., Rubiano, D., Costa, C., Ramírez, F. y Dickson,
E. (2012). Análisis de la gestión del riesgo de desastres en Colombia: un
aporte para la construcción de políticas públicas. Banco Internacional de
Reconstrucción y Fomento / Banco Mundial Región de América Latina y El Caribe.
También llamadas depresiones inundables o basines (Martínez, 1992; Villota,
1991) son depresiones receptoras de los excedentes de las aguas de desborde y
de sedimentos finos.
García,
L. (2015). Valoración integral de la biodiversidad y los servicios
ecosistémicos en el núcleo de once municipios de la región de La Mojana.
Informe para el Fondo de Adaptación. Proyecto Modelación Hidrodinámica De La
Mojana – Componente ambiental. // García, L. (2014). Funcionamiento del Sistema
Natural y Características de los Ecosistemas del Núcleo de Once Municipios de
la Región de La Mojana. Informe para el Fondo de Adaptación. Proyecto
Modelación Hidrodinámica de La Mojana – Componente ambiental.
Montoya,
P. (3 de septiembre de 2021). Crisis en la Mojana: ¿puede un dique poner fin al
problema? Elespectador.com https://www.elespectador.com/colombia/mas-regiones/crisis-en-la-mojana-puede-un-dique-poner-fin-al-problema/