Se suele pensar, con algo de razón, que por distintos factores de carácter socio-económico y político, el
coeficiente de rozamiento de los ricos es mayor que el de los pobres. Es decir, que los primeros tienen menos posibilidades de deslizarse que los segundos. De hecho, suele haber muchos más pérdidas humanas, físicas y por deslizamientos en los sectores populares que habitan sobre, en o bajo las laderas, que entre los sectores socioeconómicos más altos que ocupan topografías simulares. Sin embargo los trágicos sucesos ocurridos en años recientes en Colombia –por ejemplo en
El Poblado, en Medellín en 2008
- y en otros lugares del país (como el barrio Cervantes en Manizales), demuestran que no es requisito ser
demasiado pobre para ser vulnerable a los derrumbes o “movimientos de masa”.
Cierto es que mientras más bajo sea el estrato socio-económico de una comunidad, mayores son muchos de los factores generadores de vulnerabilidad. Pero como lo demuestra el deslizamiento continuado, que desde 2006 se venía gestando en un sector de estrato alto de Bogotá, que reventó a finales del año pasado y que todavía no ha podido ser controlado, también la riqueza económica es generadora de muchas vulnerabilidades.
También es cierto que desde el punto de vista del llamado tejido social, de las relaciones de pertenencia al territorio, de organización comunitaria, de solidaridad y de reciprocidad, las comunidades de los sectores más bajos suelen ser mucho más fuertes que las de clase media hacia arriba. A medida que se sube de estrato, se va debilitando el tejido social, aumenta el desconocimiento y la desconfianza entre vecinos y casi que desaparece el conocimiento directo –consciente o inconsciente- de las dinámicas naturales que caracterizan el suelo sobre el cual se habita.
Las siguientes recomendaciones son un resumen de algunas sugerencias que he tenido oportunidad de compartir con habitantes del barrio Chicó Oriental (foto de abajo en cada pareja) expuestos al deslizamiento de la Circunvalar con 94, y con la comunidad del barrio Cerro Norte, que habita sobre una cantera abandonada en la localidad de Usaquén, ambos en Bogotá (foto de arriba en cada pareja). Entiendo que en ambos casos las han utilizado.
Con los ajustes necesarios dependiendo del estrato socio-económico, esas recomendaciones pueden ser útiles para otras comunidades urbanas vecinas a procesos de remoción de masa. Es decir, a deslizamientos o derrumbes. E incluso también para comunidades rurales, varias de las cuales en este mismo instante, están siendo afectadas, con consecuencias trágicas, por ese tipo de fenómenos, agudizados por la temporada de lluvias.
Primero: es muy importante mantener contacto permanente y activo con las instituciones pertenecientes al comité local (o regional) de emergencias (CLOPAD / CREPAD) de cada localidad, o con el FOPAE en Bogotá. La comunidad tiene derecho a que las autoridades le suministren información oportuna, actualizada y comprensible, que le permita conocer en cada momento el estado de la ladera con la cual se convive y cuál es el grado de riesgo que se deriva de vivir, trabajar o estudiar en el lugar. En caso necesario, la comunidad debe acudir al derecho de petición o al derecho de tutela. La gestión del riesgo y la adaptación al cambio climático son herramientas a través de las cuales el Estado debe cumplir con su obligación constitucional de proteger el Derecho a la Vida de los habitantes del territorio colombiano y todos sus demás derechos fundamentales.
Segundo: si las autoridades y demás instituciones reunidas en el correspondiente comité no han convocado a la comunidad, esta debe exigir por todos los medios que el Estado cumpla esa obligación, pero no puede esperar a que eso ocurra para responder a un desastre que no se haya podido evitar.
Tercero: un paso muy importante es que entre vecinos acuerden un SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA, que les permita tener permanentemente vigilado el derrumbe e identificar previamente las que pueden ser señales de que se puede activar. De ser posible, es muy importante que existan unos reflectores (autónomos desde el punto de vista eléctrico) para que se pueda monitorear el estado del derrumbe a cualquier hora de la noche. Si, como ocurre en la Circunvalar, existe obras en curso, la Alcaldía y los contratistas pueden ponerse de acuerdo para garantizar a toda hora ese servicio de monitoréo. Si no, en la medida de sus posibilidades, los vecinos mismos deben dotarse de linternas.
Cuarto: preferiblemente con el apoyo técnico de las autoridades (pero mientras tanto con el conocimiento y la experiencia que se tenga del comportamiento de la ladera), se deben establecer SEÑALES INDICADORAS de que se puede activar o reactivar el deslizamiento. El ideal, claro está, es que las autoridades monten un sistema técnico y permanente de monitoreo, que esté informándole directa y oportunamente al comité de emergencias y a la comunidad lo que está ocurriendo y pueda ocurrir.
Ejemplo de esas señales indicadoras en que se basa la alerta temprana son:
- Que llueva fuertemente durante más de 15 minutos seguidos, o que haya una lluvia leve pero prolongada.
- Que se incremente el flujo de lodo en cualquier parte de la montaña. Hay que seleccionar algunos sectores del deslizamiento o de los flujos actuales y mantenerlos “vigilados”.
- Que se desprenda algún montículo o alguna roca que la comunidad tenga previamente identificada.
- Que sientan algún ruido nuevo en la loma o sus cercanías.
- Debe haber una o más personas encargadas de ese monitoreo. Para eso son importantes los reflectores o linternas a que se hacía referencia atrás.
- Se deben establecer turnos para vigilancia, que si bien son aburridores, pueden volverse también motivo de “fiesta” si se organizan por grupos.
- Si existen personas encargadas de la vigilancia de obras o de maquinarias que haya en el lugar, o en general de la vigilancia del barrio, es MUY IMPORTANTE ponerse de acuerdo con esas personas y con los porteros y celadores de los edificios para coordinar el monitoréo de la montaña.
Quinto: la comunidad debe acordar muy rápidamente un PLAN DE ACCIÓN que después irán perfeccionando y que establezca. A continuación, a manera de ejemplo, algunas sugerencias para los habitantes de un edificio residencial:
1.Si se da una o más de las señales previamente identificadas, ¿qué hacemos? Respuesta: Evacuar inmediatamente.
2, ¿Cómo nos comunicamos esas señales? El celular es válido pero DEBEN TENERSE OTROS SISTEMAS A MANO (pitos, un megáfono y persona que lo sepa operar, baterías)
3.¿Qué tenemos que tener listo desde ahora para el caso de que tengamos que evacuar preventivamente? (Documentos, muda de ropa, llaves de la casa y del carro, bienes de valor especial, MEDICINAS INDISPENSABLES para personas que estén en algún tratamiento, etc)
4.¿Para dónde nos vamos? Tienen que tener parientes o amigos conversados previamente… a lo mejor algunos los invitan para que se pasen para sus casas desde ahora.
5.¿Qué ruta toman para el caso de que una evacuación sea necesaria?
6.¿Cómo controlan la salida de muchos vehículos al tiempo, todos manejados por personas que por la situación van con miedo o afanadas? ¿Es necesario que salgan todos los carros o pueden ponerse de acuerdo en compartir carros? ¿Quedan con suficiente gasolina por la noche? ¿Tienen las llaves a mano?
7. Cómo se garantiza la seguridad del edificio, de la casa y en general del barrio cuando evacuemos? ¿Cómo se garantiza la seguridad de las personas que queden a cargo del edificio’?) Para dónde se puede ir el Portero y desde dónde y cómo puede vigilar el edificio. ¿Quién se encarga de llamar a la Policía para que ASEGURE LA ZONA (es decir, que evite el ingreso al sector de personas que pueden intentar saquear el edificio). Eso vale la pena convenirlo DESDE YA con el 123, exponiéndoles la situación.
8.Compartan teléfonos y direcciones de las casas a donde van o de los celulares de todos ustedes y de las personas a dónde irían en caso de evacuación.
Lo anterior no reemplaza ni la asesoría que las autoridades le deben brindar a la comunidad, ni la importancia de realizar planes participativos de gestión del riesgo y de emergencia en caso de desastre. Son apenas recomendaciones sobre cómo comenzar, en especial si en el vecindario existe en este momento un deslizamiento alborotado. Les sugerimos reunirse con vecinos y vecinas, analizar estas sugerencias, definir cuáles resultan aplicables a su caso, adecuarlas a sus circunstancias y enriquecerlas con su experiencia y conocimiento de la comunidad y del lugar. Cuéntenme por favor si les resultan de interés y utilidad: wilcheschaux@gmail.com
En esta entrada del blog no tocamos el tema de los reasentamientos definitivos que son necesarios en casos extremos, pero no desconocemos la importancia del tema. Tampoco el tema de los kits de emergencia y otros que pueden estudiarse, por ejemplo, en la página del FOPAE.